Otra manera de verlo: vivir es un ir conectando y encajando nuestras vivencias en una unidad armónica de sentido, como si estuviéramos construyendo un puzzle, sólo que improvisando, es decir, sin la imagen de referencia que viene en la caja.
O como colgando perchas, enganchando unas en otras para que se sostengan. Si la primera percha no está colocada sobre un perchero firme, toda la estructura se vendrá abajo. Y ese perchero no es otra cosa que nuestra propia autenticidad.
Por suerte es posible volver al centro, volver a vivir la vida desde el corazón, desde su núcleo real.
Para ello habrá que irse enfrentando a todo el material que fuimos dejando por el camino en esa «huida de nosotros mismos». Nos alejamos del centro porque dejamos “asuntos pendientes”, elementos sin procesar, sin madurar, a medio hacer.«Volver» pasa por ir haciendo madurar todas aquellas partes de nosotros mismos que no están bien procesadas, que son las que nos están lastrando, las que nos pesan en la conciencia.
Para ello, al menos para empezar a tomar conciencia del problema (si es que lo hay), propondré dos ejercicios y un “mini ejercicio”, por llamalros así. Los tres están muy relacionados y podríamos decir que son prácticas de autenticidad.
El primero es un intento de “reconectar” con lo más genuino que hay en nosotros (nuestro “corazón”) de una manera vivencial y sentida, a través de una propuesta similar a la meditación, tal y como yo la entiendo. Esta “conexión” será la base de todos los demás ejercicios, puesto que, idealmente, habrá que realizarlos siempre desde nuestro propio centro. Si quieres ir directamente a este ejercicio pulsa aquí.
El otro consiste en intentar recuperar sensaciones y vivencias perdidas de nuestra infancia escribiendo una carta a nuestro “niño interior”, que será un buen representante de nuestra inocencia. Si bien, como explico más adelante, este ejercicio puede realizarse de muchas otras maneras. Para acceder a él pulsa aquí.
Los complemento con un “ejercicio relámpago” con el que puedes darte cuenta de cómo se ha embotado (o no) tu conciencia moral.
Viene de: https://madridpsicologia.com/introduccion-a-materiales-psicologicos-12/
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