Un grande: José María Herce | Las enfermedades mentales no existen, son los padres

¡Magnífico, José María Herce, como siempre! Sintético y brillante. Aquí os dejo uno de los platos fuertes de la primera presentación del libro «Las enfermedades mentales no existen… son los padres». Para mí, 20 minutos de oro, pura Psicología de la buena y de verdad, de la mano de uno de los que considero uno de los más grandes psicólogos y psicoterapeutas del momento. ¡Gracias José María!

Tengo la intención de subir muy pronto el resto de las ponencias (suscribiros si las queréis ver, ¡Gracias!).

Si lo tenéis a bien, me ayudarías mucho dando a like, suscribiéndoos al canal (es gratis, por supuesto) y, si lo podéis, compartiéndolo.

¡Gracias y Bendiciones!

https://youtu.be/0jHJdWMFX1M

Presentación del libro en Madrid, Viernes 9 de Marzo

¡Bien! ¡Presentación del libro en Madrid! ¡Animáos! ¡Con ponentes de primera y un pequeño espectáculo de magia de cerca!

La Presentación-Espectáculo del libro Las Enfermedades Mentales No Existen… Son Los Padres será el viernes 9 de marzo de 2018 a las 19:00 en Librería Enclave, c/ Relatores 16 (Muy cerca de Tirso de Molina).

Incluirá un pequeño espectáculo de magia de cerca. Y mesa redonda.

Ponentes:

* José María Herce, Psicólogo clínico y psicoanalista.

* Marta Herrero, Escritora y Profesora.

* José Luis Romero, Filósofo y Psicólogo.

* Rafa Millán, Psicólogo y escritor, autor del libro.

Un vídeo (¡El PRIMERO que he grabado en mi vida! Qué nervios):

https://www.youtube.com/watch?v=AUqPvO74c44&t=75s

Y alguna información del libro (índice y algunos capítulos aquí): https://madridpsicologia.com/enfermedades-mentales/

Y te dejo el texto de la contraportada y una imagen-cartel para compartir e imprimir, si lo tienes a bien (simplemente, pulsa en la imagen). ¡Muchas gracias!

Enclave de Libros
C/Relatores, 16
28012 – Madrid
Tfno. 91 369 46 49

enclavedelibros@telefonica.net

https://www.enclavedelibros.com/

http://enclavedelibros.blogspot.com.es/

 

* Texo de la contraportada:

Las enfermedades mentales ni son enfermedades ni son mentales. Son, más bien, problemáticas de la vida, aunque sean, con perdón, problemáticas muy jodidas.

Por tanto, la psiquiatría (rama de la medicina que trata la enfermedad mental) carece de sentido. Y la psicología, por su parte, no es, y nunca será, una “ciencia empírica”. No se puede pesar ni medir la “mente”.

La psiquiatría es una mentira y la psicología no sabe lo que es. La una está psicótica y la otra neurótica perdida.

Este libro son dos libros. En la primera parte descubrirás que si te han etiquetado (depresión, ansiedad, TDA…), nunca te curarás, porque nunca estuviste enfermo. Lo que no significa menospreciar el dolor, sino justo lo contrario: pincha más un corazón roto que un hueso roto (y quien lo probó, lo sabe). Esta es la primera lección de la terapia.

Entonces, ¿cómo superar el dolor? Integrando la psicología en un saber más amplio, responsabilizándonos de verdad y comprendiendo a fondo lo que el ser humano es. La segunda parte te dará la respuesta y algunas sorpresas.

Esta obra tiene un estilo único, fundado por el autor, llamado “filosofía ácida”, a la vez profundo y sencillo, a la vez grave y divertido, amoroso y salvaje. Revolucionario.

Pica un poco el índice y te engancharás.

Escribe Rafa Millán:

“Gracias a lo que mis pacientes me han enseñado, escuchándolos sin prejuicios ni dogmas de escuelas, he podido encontrar la salida del laberinto. Y no está en la consulta clínica.

Pero, por ahora prefiero hacerme el interesante y guardarme el secreto. Te lo iré revelando poco a poco, en pequeñas dosis, para que haga su efecto. Así que, a partir de ahora, y con todo mi corazón, considérate mi paciente.

Espero que, como suele ocurrirme en terapia, lo disfrutemos juntos.”

Este libro cambiará para siempre tu concepción del ser humano. Garantizado.

 

Primer vídeo sobre el libro… ¡Qué nervios!

Tema polémico y vídeo polémico. Con todo mi cariño y mis mejores intenciones de ir aprendiendo a ayudar a los que sufren (empezando por uno mismo). ¡Muchas gracias por la acogida!

Bendiciones.

 

Aquí el vídeo. Espero que os guste y que os suscribáis al canal 😀 ¡Gracias! (para eso, creo, que tenéis que dar a verlo en youtube).

 

https://www.youtube.com/watch?v=AUqPvO74c44&t=151s

La primera parte del Prólogo del libro. ¡Bienvenido a terapia!

Prólogo / Bienvenido a terapia

Un secreto a voces

No hay nada que sea la «enfermedad» o el «trastorno mental». ¡Nada! La idea de que enfermamos mentalmente es completa, total y absolutamente falsa.

Un momento. Entonces ¿qué son la depresión, las obsesiones, la esquizofrenia, la anorexia, la ansiedad, el TDA… y esa infinita (y creciente) ristra de presuntas enfermedades?

No hay una respuesta simple (por eso he tenido que escribir un libro). Pero de ninguna manera son «enfermedades». Ni tampoco «desórdenes», «trastornos» o «cuadros psíquicos», como se dice ahora, haciendo la trampa de llamar por otro nombre a la misma cosa.

Como mucho, y si quieres, podríamos considerar la enfermedad mental como una especie de metáfora, de la misma manera que hablamos de «virus informáticos» o que decimos que nuestro coche «está malito».

Aun así, ¡cuidado!, las palabras no son inocentes. Algunas pinchan o se nos quedan pegadas, sobre todo, si victiman o estigmatizan. No hay nada más parecido a un paria que un «esquizofrénico» o a una víctima que un «depresivo».

Mi tesis es que términos como bulimia, fobia o trastorno límite no significan nada; son más bien distractores que ocultan y deforman la realidad. Los magos lo llaman misdirection, llevar la atención a otro sitio para despistar y disimular la trampa. Y no es para menos, porque si miras directamente a la «depresión» y a la «ansiedad» se les ve el truco, y te lo revelaré en estas páginas.

Verás. Una «depresión» puede remitir con un nuevo amor, charlando con un amigo o con una conversión espiritual. Pero me apuesto lo que quieras a que no imaginas que encontrar el sentido de tu vida pueda curar una luxación o una cirrosis, es decir, una enfermedad de verdad.

Con matices y excepciones, podríamos afirmar que ni Platón ni mi psicoterapeuta me extirparán un tumor, aunque ambos me ayudarán a superar mis obsesiones.

Y es que las enfermedades mentales ni son enfermedades ni son mentales. Son más bien problemáticas de la vida.

Aunque sean, con perdón, problemáticas muy jodidas.

La psicología y la psiquiatría tampoco existen

Las «enfermedades mentales» tampoco son «trastornos psicológicos», como si la psicología fuera un ámbito separado del resto que «explica» el sufrimiento por sí mismo.

Es más, la psicología y la psiquiatría (como hoy se entienden) tampoco existen. Lo que, por desgracia, sí existe (y vaya que sí) son los problemas humanos y el sufrimiento afectivo.

Y es una hidra espantosa, la peor condena que le puede caer a una persona (aunque, en cierta forma, él mismo sea juez y parte). De hecho, el dolor emocional suele ser peor que el físico justamente porque no se trata de una enfermedad. Pincha más un corazón roto que un hueso roto (y el que lo probó, lo sabe).

Pero son muy pocos los que se atreven a encarar al Gog de la psiquiatría y al Magog de la psicología para señalar que el rey está desnudo (desnudo… y bailando drogado en un aquelarre zombie).

Parece como dejar desasistidos a los «enfermos», aunque es justo lo contrario: empezar a tratarlos con respeto y dignidad, no como a «tontos», «locos» o «enfermos mentales», sino como a los adultos responsables que quieren (y deben) llegar a ser, sin ese tufillo de superioridad paternalista.

Algunos de mis pacientes alucinan con esto. Pero una vez superado el shock inicial, resulta liberador. Porque aceptar que no existe la enfermedad mental y afrontar la realidad que se esconde detrás es la condición sine qua non para «sanar». Aunque, como con cualquier prejuicio, cueste un poco deshacerse de él.

La «enfermedad» o «el trastorno» son las máscaras de una grotesca fiesta de disfraces, fantasmas que solo sirven para ocultar la realidad. Si los invocas parecen muy sólidos y asustan mucho, pero si los confrontas sin miedo, descubrirás que solo son un espejismo que desaparecerá detrás de una cortina de humo y efectos especiales.

Acompáñame unos capítulos y lo veremos juntos.

Entonces, ¿qué son y cómo se «curan»?

Si quieres una primera y tosca aproximación, lo que llaman «enfermedad mental» suele ser el intento (inconsciente) de no asumir algún aspecto de la realidad, ya que, por el motivo que sea, NO PODEMOS O NO SABEMOS HACERNOS CARGO DE NOSOTROS MISMOS, DE NUESTRO MUNDO O DE NUESTRO UNIVERSO PSICOLÓGICO. Es decir, no queremos o no sabemos gestionar nuestra responsabilidad adulta. Y «usamos» la «patología» para echar el balón fuera. Por supuesto, de manera más o menos inconsciente, no digo que se haga «adrede».

En otras palabras, lo que se esconde bajo un «enfermo mental» es un niño herido (o consentido) que no ha podido madurar emocional y afectivamente en algún aspecto de su personalidad.

Muy posiblemente esto pasó porque sus padres no supieron o no pudieron enseñarle cómo. Su infancia se quedó coja de una pata o de otra, siente como si la realidad «le debiera algo» o como si fuera él quien «debe algo» a la realidad (o ambas cosas). Y en medio de esa ambivalencia, la «enfermedad» es una enorme pataleta inconsciente.

O sea, que las enfermedades mentales no existen, son los padres.

Ojo, tampoco quiero decir en absoluto que sea «culpa» de los padres. No es tan fácil. Seguramente ellos mismos también estén inmaduros, ya que vivimos en el más infantil de los mundos posibles (un mundo creado por dioses adolescentes que premian la inmadurez sobre todas las cosas…). Ya lo iremos entendiendo y matizando.

Por eso, psicólogos y psiquiatras (papás postizos o padres de alquiler) muchas veces no son la solución, sino el problema1. Y nada nos garantiza que no estén tan perdidos como nosotros o más. De hecho, es muy posible que estudiaran psicología o psiquiatría para intentar resolver su propio y desastroso cubo de Rubik. Precisamente.

Esto no significa que no haya salida al dolor. Claro que la hay, aunque no suele estar en la consulta clínica.

Como Sócrates ya sabía, una «terapia» que de verdad funcione es un camino de (auto)conocimiento, maduración y crecimiento personal; una búsqueda sincera de la propia autenticidad (gnosce te ipsum). Y eso pasa, sí o sí, por un firme compromiso con la verdad.

Y la verdad es que las enfermedades mentales no existen… son los padres.

Ahora bien, vaya por delante que si estás «deprimido» o «ansioso» o has sido catalogado con las mil y una etiquetas diagnósticas que pululan por ahí, te aseguro que no te curarás.

No te curarás…

…¡Porque nunca estuviste enfermo!

*** Sigue leyendo el resto del prólogo aquí: Filosofía ácida ***

1. Aunque, por supuesto, puede ayudar. Cualquier cosa puede hacerlo si la persona de verdad quiere cambiar. Si alguien decide en serio dejar de fumar puede venirle bien un libro, un psicólogo o unos inútiles parches de nicotina (o nada de nada). Si otro, en realidad no quiere dejarlo, ya puede ir al mejor terapeuta del mundo, masticar una tonelada de chicles y leerse una biblioteca que seguirá fumando como un carretero mientras se queja (con razón) de lo malos que son los psicólogos en los que se ha gastado una fortuna, que mejor podría haber invertido en cigarrillos y bombonas de oxígeno.

¡Lobotomías, lobotomías… a la rica lobotomía!

Poco a poco iré subiendo más partes del libro. ¡Por suerte es un tocho de más de 400 páginas! Pero se lee rápido, entre otras cosas porque he intentado hacer capítulos cortos que puedan beberse de un trago. Para que os hagáis una idea este es con (mucha) diferencia el más largo del libro. Eso sí. Léelo bajo tu entera responsabilidad, ya que hablaremos de uno de los capítulos más gores de la historia reciente de la psiquiatría (que ya ha sido, por lo general,  bastante gore).

 

El texto forma parte del capítulo titulado «Galería de los Horrores» (puedes cotillear el Índice del libro para ver dónde está), en los que hablamos entre otras terapias de electrochock, las duchas frías y los golpes de vara de abedul (que recomendaba Emil Kraepelin, el llamado padre de la psiquiatría), el contagio de graves enfermedades (como malaria o tuberculosis), curas de sueño en las que te meten tranquilizantes para dormir una semana o con fármacos tan potentes que causaban unas contorsiones que rompían las vértebras del paciente… entre muchas otras que harían las delicias de Stephen King (o del psiquiatra de Stepehn King).

Aquí un botón de muestra. Si te gusta, encontrarás más información en mi libro «Las Enfermedades Mentales No Existen… Son los Padres».

 

¡Lobotomias, lobotomías… a la rica lobotomía!

Un capítulo aparte merece la «era de la lobotomía», que consiste directamente en cortar «cables» y arrancar cachos del cerebro a lo Hannibal Lecter.

Te ruego que me disculpes este largo epígrafe sobre el tema; no pude evitarlo. Me pierden las historias de terror. Y este capítulo me parece el más terroríficamente divertido de todo el libro.

Vamos al lío.

El padre de la lobotomía fue el portugués Antonio Caetano Egas Moniz. Si buscas su foto en Google Images comprobarás, clarísimamente, que es un cruce entre un goblin y Nosferatu.

Caetano Edgar Moniz, Papá de la lobotomía

Moniz leyó algunos trabajos en los que algún salvaje explicaba que los perros y monos se volvían más dóciles practicándoles la ablación (o sea extirpación) del lóbulo frontal.

Esto hizo creer a Moniz que las ideas obsesivas, que «como todo el mundo sabe» son la fuente de la psicosis, debían estar precisamente ahí, en el lóbulo frontal. Ya solo le hizo falta una regla de tres simple para ponerse abrir cabezas a tutiplén: si la locura está en el lóbulo, extirpado el lóbulo, extirpada la locura, ¿cómo nadie lo habría pensado antes?

Así que, ¡ale! Dicho y hecho. Moniz empezó a seleccionar pacientes y trepanarles la frente para extirparles pedazos de cerebro. Luego perfeccionó su técnica para destruir las fibras que conectan el lóbulo frontal con el resto del encéfalo.

Realizaba la operación metiendo una especie de cuchillas giratorias por las sienes y dándoles vueltas con una manivela mientras hacía literalmente papilla, el cerebro del paciente.

Por cierto, ¿le metieron en la cárcel?

No. Le dieron el Nobel en el 49.

Pero si Moniz fue el inventor de la moderna trepanación, como James Watts fue el inventor de la máquina de vapor, el que la popularizó fue el Doctor Walter Freeman que era, como su propia hija le definió, «el Henry Ford de las lobotomías». Y él encantado con la idea.

Freeman, lobotomiza que lobotomiza

Freeman era un hombre obsesionado con el éxito. Se veía a sí mismo como «nacido para triunfar», tal vez porque vivió su juventud a la sombra de su padre, que era el primer neurocirujano que extirpaba tumores en quirófanos-teatros. Lo hacía con una enorme cantidad de público que aplaudía entusiasmado al acabar la operación. Esto debió impresionar al joven Freeman y provocarle una desmesurada necesidad de reconocimiento.

Para comprender a Freeman debemos entender cómo eran los psiquiátricos de entonces. En pocas palabras, el escenario ideal para un videojuego «survival horror». Los «presos» (perdón «pacientes»), morían hacinados a miles como animales y sin recibir más tratamiento que absolutamente ninguno.

Los internos se autolesionaban, pintaban las paredes con sus propias heces, gritaban, se convulsionaban, babeaban de cara a la pared, etc. Lo cual, en mi humilde opinión, no implica necesariamente que estuvieran locos. Imaginémonos viviendo durante décadas (como aquellos pacientes) en una situación así, a ver lo que acabábamos haciendo con nuestras propias heces.

Es muy posible que Freeman, haciendo gala a su nombre, tuviera la sana intención de liberar a estos pacientes, por lo que, convencido de las bases biológicas de la locura, empezó a aislarse de su familia pasando los días y las noches en un laboratorio, estudiando los cerebros de los pacientes al más puro estilo Edgar Allan Poe.

El propio Freeman, después de examinar centenares de «cerebros enfermos», escribió:

«Reconozco que no he averiguado nada importante ni sobre las causas de la enfermedad mental ni sobre su tratamiento».

«Por fortuna», los trabajos de Moniz se cruzaron en su camino. Freeman tenía una visión de la psicosis parecida a la de Moniz, pero él creía que el tálamo (una parte del encéfalo situada casi en la base), era la sede de las emociones. Y que en los psicóticos (muy poco racionales), el problema era que el tálamo enviaba impulsos descontrolados a la corteza frontal.

Esa era la causa de la locura. Y, ¿por qué no?

Así que, nada, emulando a Moniz, le entraron unas ganas locas de ponerse a trepanar cráneos. Pero él era más «moderado», no quería arrancar cachos de cerebros; creía que bastaría con seccionar los fascículos que unen el tálamo con la corteza. Cortando las fibras, cortaría la locura.

Freeman se propuso el sano objetivo de ser el primer americano que intentase lobotomizar cerebros humanos. Ni el gobierno ni los pacientes se opusieron. Si lo dice el médico, que es dios, pues adelante, aquí tiene mi cráneo, doctor.

Sólo había un pequeño inconveniente, y es que Freeman no era cirujano, por lo que tuvo que contratar a un «becario» de la época que se llamaba James Watts (ojo, no el adorable inventor de la máquina de vapor, sino el siniestro neurocirujano) al que Freeman guiaba en las primeras lobotomías. Se sabe que anotó en su cuaderno, después de la primera operación, que el paciente tenía al despertar «una expresión plácida en el rostro». El hecho de que muchas personas murieran o tuvieran que volver a aprender a andar o a usar los esfínteres no evitó que siguiera trepanando cabezas.

El doctor no se hacía problemas fácilmente.

Por supuesto, cuando anunció su práctica en un congreso médico de la época, algunos médicos se opusieron, pero nadie lo denunció ni escribió en su contra gracias el proverbial corporativismo médico, lo que convierte (una vez más) a toda la clase médica en cómplices del horror más absoluto.

Freeman era muy bueno haciendo marketing, por lo que apareció en casi todos los periódicos importantes como un héroe que había desarrollado una cirugía puntera y vanguardista que curaba la locura. Y es que la ciencia progresa que da gusto. El padre de Freeman habría estado orgulloso de su retoño. Un caso muy freudiano.

Pero la mayor aportación de Freeman a la historia del terror universal no fue la lobotomía clásica. Freeman fue más allá e ideó un método para practicar lobotomías ambulatorias. Si no lo conoces, vas a flipar. Y te pongo sobre aviso de que es una de las cosas más desagradables que se han hecho nunca en la historia de la medicina (y de la humanidad). Si no tienes estómago, te lo puedes saltar.

Se trata de lo siguiente. A Freeman se le ocurrió que se podía acceder a las mismas fibras que destruía con las aparatosas operaciones, de una manera más simple, rápida y directa, sin necesidad de abrir el cráneo y de dejar el quirófano hecho un cristo.

¿Cómo? Pues a través de la cavidad del ojo. Llamó a su invento la «lobotomía transorbital», alias «lobotomía portátil de andar por casa».

La primera vez que probó su teoría fue con el picahielos de su propia nevera. Su hija cuenta cómo le vio bajar entusiasmado a buscarlo a la cocina.

La intervención era así:

Lobotomía transorbital con picahielos

Primero colocaba al paciente unos electrodos para darle una descarga eléctrica y dejarle inconsciente unos minutos. Luego situaba dos picahielos (como enormes punzones) sobre los ojos del paciente y los iba clavando en el cráneo, por debajo del párpado, con un martillo de madera. No hacía falta hacer más incisión que la propia presión del punzón metálico.

Cuando los dos picahielos habían penetrado en el cerebro, los movía como si fueran limpiaparabrisas, cargándose todas las fibras de materia blanca a su paso. No debía de ser muy diferente a cortar gelatina.

Al final lo extraía tirando muy recto de los picahielos como una especie de sacacorchos. La operación entera duraba menos de cinco minutos.

Rápido, fácil y diabólico.

La principal diferencia entre esta forma de lobotomía y un hachazo en la cabeza es que Freeman tenía la cortesía de regalarte unas gafas de sol para disimular los moratones de los ojos. Según él este era todo el postoperatorio necesario.

En una ocasión Freeman dejó al paciente con los picahielos clavados en el cerebro y buscó una cámara para sacar una foto, con lo que uno de sus avanzados instrumentos quirúrgicos resbaló dentro del cráneo y mató al paciente. No pasó nada. Limpió la mesa de operaciones e hizo pasar al siguiente. Así era él.

Su ayudante James Watts (el siniestro neurocirujano) se desmarcó del proyecto al ver la frivolidad con la que Freeman operaba en cualquier parte, incluso en cuartos de hotel en plan Instinto Básico, con picahielos y todo. Pero daba igual, Freeman ya no le necesitaba ni a él ni a su máquina de vapor. Ahora era el rey del fast food de las lobotomias. Como él mismo dijo en una frase, que le agradezco mucho porque encaja perfectamente en este libro:

«Hasta un tonto, incluso un psiquiatra hospitalario, podría aprender a hacerlo en una tarde».

Freeman se entusiasmó tanto con su nueva operación que empezó a realizarlas en serie. A veces hacía hasta 25 operaciones en un día, y algunos de sus discípulos 75.

Eso sí que es romper el hielo.

El doctor, ebrio de sí mismo, pasó de ver la lobotomía como el último recurso a verlo como el primero. Y fletó una furgoneta muy parecida exteriormente a la de la teleserie Breaking Bad y la bautizó como el «lobotomóvil». Montado en él (¡cómo molo yo!), se puso a viajar por todo el país predicando las bondades de la lobotomía. Recorrió su estado 11 veces enseñando su práctica a otros médicos.

Freeman llegaba a los psiquiátricos y pedía que pusieran a todos los «psicóticos» en fila y, uno tras otro, iban pasando por el picahielos. Pero no se quedo ahí, sino que empezó a lobotomizar a todo el mundo. En un psiquiátrico de negros operó ¡a todos los internos!

Enseguida fundó el Proyecto de Lobotomía de Virginía occidental y «trató» a más de 200 pacientes de la zona en 30 días. Haz las cuentas.

Lobotomía va, lobotomía viene, operó a amas de casa «deprimidas» a punta pala, a niños por ser «rebeldes» (el más joven de cuatro años), y a todos los residentes psicóticos de varias instituciones.Incluso destruyó el cerebro y la vida de una hermana de John F. Kennedy, cuya única (y terrible) enfermedad era no acabar de dar la talla para ser una Kennedy como Dios manda. La pobre chica tenía veintipocos años cuando cayó en manos del lobotimista. En cinco minutos perdió el habla y se quedó postrada en silla de ruedas y babeando para el resto de su vida. O sea, completamente curada.

Freeman tenía una gran tendencia al exhibicionismo. Para lucirse, en una especie de «más difícil todavía», a veces operaba con la izquierda a pesar de ser diestro o usaba un mazo de carpintero. Algunos médicos vomitaban o se desmayaban al ver la operación y eso regocijaba a Freeman como hizo constar en su diario.

Los muertos y los terroríficos «efectos secundarios» nunca detuvieron al que ha sido llamado «el gran profeta de la destrucción encefálica». Ya hemos dicho que no hubo voces críticas entre los médicos fuera de la profesión, excepto, todo sea dicho, los psicoanalistas, que tenían una concepción de la locura más humana y menos biológica.

Freeman en su lobotomóbil y en plan guay

A pesar de eso, se realizaron cientos de miles de lobotomías en todo el mundo. Fue una práctica que se puso muy de moda. De hecho, no se dejó de lobotomizar masivamente por motivos humanitarios o científicos (¡no olvides que era un procedimiento galardonado por un Nobel!), sino porque se descubrió (por casualidad) el primer fármaco de los llamados «antipsicóticos», la toracina, que, se publicitó como un «lobotomizador químico», una sustancia con las mismas ventajas que la lobotomía pero sin las desagradables molestias de tener que andar clavando objetos punzantes en el cráneo de la gente.

Mucho más limpio. Dónde va a parar.

¿Eran Moniz o Freeman unos monstruos?, quizás al final sí, aunque creo que al principio tenían realmente buenas intenciones (mezcladas con cierta y perversa necesidad narcisista). Pero lo cierto es que con la mejor de las intenciones zombificaron a cientos de miles de personas.

Eso sí, muchas veces la alternativa a la lobotomía era permanecer encerrado en un psiquiátrico de pesadilla aterrorizado durante décadas o durante toda la vida.

Así que el dilema es jodido. Entre estas dos aberraciones de la psiquiatría, ¿cuál elegirías?

Filosofía ácida (del Libro Las Enfermedades Mentales No Existen…)

(Del prólogo del libro «Las Enfermedades Mentales No Existen… Son Los Padres»:

Filosofía ácida

Rafa MillánMi vocación es comprender y ayudar a los que sufren. Y creo, sinceramente, que este libro puede ser útil, aunque todo el universo biempensante me salte a la yugular. Es más, aceptaré encantado este «efecto secundario» si consigo que estas páginas te sirvan de algo. Entonces, por tópico que suene, habrá merecido la pena.

Antes de seguir, déjame hacerte una concesión y una promesa. Primero, intentaré devolverte el favor que me haces leyéndome. Es decir, seré lo más claro y directo (y divertido) que pueda. Ni tú ni yo tenemos tiempo que perder. Y además seré sincero, brutalmente sincero, incluso un poco provocador, con tu permiso. Lo último que quiero es aburrirte. Llámalo cortesía de escritor.

Por eso he planeado este libro en un tono particular, a la vez, desde la reflexión filosófica (al alcance de todos) y desde el humor ácido. Así que, literariamente hablando, su género es Filosofía Ácida.

Creo que disfrutaremos el cóctel.

He dividido esta obra en dos partes. En la primera, «Las Enfermedades Mentales No Existen…», desmontaremos la idea de enfermedad mental, y de la psiquiatría y la psicología. Que ahí es nada.

Nos enfrentaremos a prejuicios tan arraigados que habrá que abrirse camino como en una selva virgen, en espiral y a machetazos, con aproximaciones sucesivas y atacando por todos los frentes a la vez para no dar tiempo a que el enemigo se rearme.

Espero, sinceramente, que mi argumentación te parezca original e interesante. Que yo sepa, nadie (o muy pocos) se han atrevido con una crítica tan amplia (aunque está en la punta de la lengua de todos). Y no es una crítica solo teórica sino cocinada a fuego lento después de más de una década de práctica intensiva.

En la segunda parte «… Son Los Padres», construiré mi propio edificio, mi visión de las cosas desde mi experiencia personal como terapeuta. Aquí explicaremos claramente qué es la «enfermedad mental», cómo se manifiesta y cómo superarla, con ejemplos y casos concretos y reales extraídos de mi consulta (con permiso de los implicados). Aquí es donde de verdad voy a mojarme.

Las dos partes no están separadas limpiamente, sino que hay algo de la primera en la segunda y algo de la segunda en la primera, como en el símbolo del Yin y el Yang.

¡Ah! Una última advertencia.

La mayor parte de las cosas que voy a contarte es (corregida y aumentada) lo que les digo a mis consultantes en las primeras sesiones. Así que, a partir de ahora, y sintiéndolo mucho, considérate mi paciente.

Algunos hasta me lo han agradecido.

El Índice del libro

Aquí copio el índice del libro. Ya que muchos me lo están pidiendo, en seguida en posteriores artículos copiaré algunas de las partes del libro para que os podáis hacer una idea del tono y el contenido. Será un placer. Muchas gracias.

 

 

Aqui’en PDF mejor maquetado: Índice

 

 

SOBRE EL AUTOR DE ESTE LIBRO …………………………. 9

PRÓLOGO : BIENVENIDO A TERAPIA ……………………… 13
Un secreto a voces ……………………………………………………. 13
La psicología y la psiquiatría tampoco existen ………………. 14
Entonces, ¿qué son y cómo se «curan»? ………………………… 15
Filosofía ácida …………………………………………………………. 17

PRIMERA P ARTE : L AS ENFERMEDADES MENTALES NO EXISTEN …
¿CÓMO ? ¿QUE NO EXISTEN ? ………………………………. 21
Un catarro es un catarro es… ……………………………………… 21
De su padre y de su madre ………………………………………… 22
No te deprimirás dos veces en la misma depresión …………. 24
El diagnóstico, un timazo ………………………………………….. 25
Triste es mi depresión, depresiva mi tristeza …………………. 26
Doloritis Tripalis Crónica …………………………………………. 28
Muerte de perritis aguda (de Fernández, el del 4oB) ………. 29
Enfermedades mentales… ¡colecciónalas! …………………….. 31
S UCEDÁNEO DE ENFERMEDAD ……………………………. 33
Todo lo que has leído ha sido producto de
tu imaginación …………………………………………………….. 33
Ilógico silogismo ……………………………………………………… 34
Un truquito de magia ……………………………………………….. 35
Mundo siki ………………………………………………………………. 37
Sikis y Cazafantasmas ……………………………………………….. 38
Atropellitis de coche …………………………………………………. 40
La poesía, enfermedad incurable y pegadiza ………………….. 41
L LEVE VIDA NORMAL ………………………………………. 45
Estoy enfermo: odio a Hitler …………………………………….. 45
Voces en mi cabeza …………………………………………………… 46
¡Que viene el coco! …………………………………………………… 48
La cápsula del tiempo ……………………………………………….. 49
El Señor Normal en realidad es una Señora ………………….. 50
Psicología planetaria …………………………………………………. 53
Fundamentalismo epistémico …………………………………….. 55
Adaptación, curación, normalización …………………………… 57
Sr. Simth, policía del pensamiento ……………………………… 58

Igualdad, Gremlins y colesterol ………………………………….. 59
Personalidades sobreadaptadas …………………………………… 61
Más que labia, dialéctica ……………………………………………. 62
Lo tengo todo menos ganas de vivir …………………………….. 63
Normópatas enmascarados ………………………………………… 65

¿QUÉ ES LA SALUD ? Y TÚ ME LO PREGUNTAS … ………… 67
Estado de gracia espiritual …………………………………………. 67
La mirada de la mujer morena ……………………………………. 68
Charcutero, profesión sanitaria ………………………………….. 69
La salud, terrible enfermedad …………………………………….. 70
Dos malas pacientes …………………………………………………. 71
Médico Interno Residente, digo Psicólogo
Interno Residente …………………………………………………. 73
Almas, ciencias y letras ……………………………………………… 75
Una muñeca hinchable de la estatua de la libertad …………. 76
Matemáticas de atrezzo …………………………………………….. 78
El meta-berenjenal de la salud mental …………………………. 79
Principio Millán de la increíble mente autonegante. ………. 81
Facultades de psicología y facultades psicológicas ………….. 84
Mi smartphone está mentalmente enfermo ………………….. 85

U N OSCURO SECRETO ……………………………………… 87
Confesiones de un clínico sanitario …………………………….. 87
Tomarse en serio el dolor ………………………………………….. 88
El todo de mi parte …………………………………………………… 89
Cuéntaselo al peluquero ……………………………………………. 91
El muerto eres tú ……………………………………………………… 93
Apenas un alma humana …………………………………………… 95

A PRENDICES DE BRUJO ……………………………………. 97
El clavo ardiendo ……………………………………………………… 97
El juego de mesa tabú ……………………………………………….. 98
Órdenes Psiquiátricos ………………………………………………. 99
Magia Siki ………………………………………………………………. 101

E L N ECRONOMICÓN DE LA PSIQUIATRÍA ………………. 103
La Caja de Pandora …………………………………………………. 105
Mano-alzadic Manual ………………………………………………. 107
Científicamente hablando, estar deprimido es tener ánimo
depresivo ……………………………………………………………. 109
Necronomicón versión cinco punto cero …………………….. 112
Asociación Británica de Psicología y Olé …………………….. 117

A RMAS QUÍMICAS …………………………………………. 119

Adicción ………………………………………………………………… 120
Prohibición ……………………………………………………………. 121
Yonquis legales e ilegales ………………………………………….. 123
Alcohol y pastis ………………………………………………………. 124
El paraíso de las ratas ………………………………………………. 125
Vaya Hari ………………………………………………………………. 127
Un pasado muy presente ………………………………………….. 128
Ella, la psiquiatría, es así …………………………………………… 131
Un mono tonto, ciego, muerto y borracho ………………….. 132
A pastillazo limpio ………………………………………………….. 134
Fábula del médico y el heladero …………………………………. 135
¡Pero qué dices! A mí las pastis sí me ayudaron ……………. 137
El Yin y Yang de las pirulas del buenrrollito ………………… 139
20 miligramos de efecto zombie ………………………………… 139
Ratas o nigerianos …………………………………………………… 141
¡Importante! …………………………………………………………… 143

F ARMAFIA , EL TENDERETE DE LA RISA …………………. 145
La supervivencia del más fuerte (o del más cabrón) ……….. 145
Publicidad, prostitución y muerte ……………………………… 146
Sesgo de publicación o por qué es lo mismo tomar azúcar
que Prozac ………………………………………………………….. 147
Prestidigitación estadística ……………………………………….. 149
Inválida validez ………………………………………………………. 150
Ratas con problemas de personalidad …………………………. 151
Insignificante significación, placebos activos
y ciegos dobles …………………………………………………….. 153
Yogurística aplicada …………………………………………………. 154
Patentando salud. Moléculas con copyright …………………. 156
Visitadores y conclusiones ………………………………………… 157
Grandes obras de la literatura contemporánea.
Prozac y Lexapro …………………………………………………. 159
Lexapro …………………………………………………………………. 159
Prozac …………………………………………………………………… 160
G ALERÍA DE LOS HORRORES …………………………….. 169
Detrás de ti, el centro del universo …………………………….. 169
Stephen King, aprendiz de psiquiatra …………………………. 172
Terapéutica electrizante …………………………………………… 173
¡Lobotomias, lobotomías… a la rica lobotomía! …………… 175
How to. Guía práctica para una lobotomía ………………….. 181

C ÁRCEL FÍSICO – QUÍMICA ……………………………….. 185
Cuerdos y locos. Encuentra las diferencias …………………… 185

El suicidio del cómico Suicida …………………………………… 186
Diario de un cocainómano. Estancia en un psiquiátrico … 187
Un plan satánico …………………………………………………….. 188
Asesino de madres …………………………………………………… 189
Una «palicilla» de nada …………………………………………….. 190
Mercado negro ……………………………………………………….. 191
Veinticuatro horitas (de aquel entonces) atado a la cama .. 192

N O HAY MÁS DIOS QUE EL CEREBRO
Y LA SEROTONINA ES SU PROFETA ………………………. 195
Dictadores y biomarcadores (que mola porque rima) …….. 195
Teoría y práctica de la locura …………………………………….. 196
ISRS (que no es un grupo terrorista) ………………………….. 198
Antidisturbios y Antipsicóticos ………………………………….. 200
Una pregunta inquietante. ……………………………………….. 203
Oh, amada, el sudor de mis manos te ha causado …………. 203
Vendedores de crecepelo del Far West ………………………… 205
Cerebro, solo cerebro y nada más que cerebro ……………… 206
Opresión de la conciencia …………………………………………. 208
Neuronas de Wall Street ………………………………………….. 209

PSICOFÁRMACOS DE VERDAD……………………………. 211
Drogas de evasión / Drogas de invasión ……………………… 213
Los mil y un nombres. Posición Psiquiátrica ……………….. 215
Los mil y un nombres. Posición humanista …………………. 217
Los mil y un nombres. Posición experta ……………………… 218
Todo lo que escuece, cura …………………………………………. 218
El hombre que se llevaba mal consigo mismo ………………. 220
Relájate y disfruta ……………………………………………………. 222
Disidencia espiritual ………………………………………………… 223
Entrevista psicodélica ………………………………………………. 224
Neochamanismo chachi guay ……………………………………. 230
Ayahuasca, asignatura pendiente (y obligatoria) …………… 232
Peligro de las sustancias y maestros sufíes ……………………. 233
39 semanas y media. Un embarazo sufí ………………………. 235

EL QUE ESTÉ LIBRE DE METAFÍSICA QUE TIRE LA PRIMERA PIEDRA
239
Recapitulando ………………………………………………………… 239
No veo sin gafas ……………………………………………………… 240
Guernicología aplicada …………………………………………….. 242
Hermeneútica, Fenomenología y Constructivismo
Cualitativo. ¡Toma ya! …………………………………………. 244
Descubriendo el café con leche. ¡Ahora con más azúcar! … 246
Científicos encuentran la libertad en el fondo del mar. Tralarilerilerón
248¿Yo paso a mi cerebro o mi cerebro me pasa a mí? ………… 250
Yo soy un ordenador, ¿y tú? ………………………………………. 252
Pecado de lesa computeridad. ……………………………………. 253
Tú eres una rata blanca, ¿y yo? ………………………………….. 254

EL HOMBRE HA MUERTO ( DE CRETINISMO RADICAL )
… 257
Ciegos y comatosos …………………………………………………. 257
El hombre ha muerto ………………………………………………. 259
La enfermedad del hambre ……………………………………….. 259
Cretinismo ontológico (o tontitis crónica) …………………… 261
Somos la única cultura sin Psicología ¡Anatema! ………….. 262
Borrar la pizarra ……………………………………………………… 263
¿Microscopios o telescopios? Esa es la cuestión …………….. 264
Psiquiatras que no son sikis ………………………………………. 266
La falacia de composición y la falacia de extrapolación
matan ………………………………………………………………… 267
La medicina para Occidente ……………………………………… 268

MI DIAGNÓSTICO FINAL Y CONCLUSIONES…………….. 269
La Psiquiatría Psicótica ……………………………………………. 269
La psicología neurótica …………………………………………….. 271
Conclusiones ………………………………………………………….. 271
1. ………………………………………………………………………….. 271
2. ………………………………………………………………………….. 272
3. ………………………………………………………………………….. 273
4. ………………………………………………………………………….. 274
5. ………………………………………………………………………….. 274
6. ………………………………………………………………………….. 275
Conclusiones de las conclusiones ……………………………….. 276

SEGUNDA PARTE

Y CUANDO DESPERTÉ , LA PSICOLOGÍA TODAVÍA ESTABA ALLÍ . 281

I NTERMEDIO CÓSMICO . L A PSICOLOGÍA NO EXISTE , ES EL BRAHMA 283
El rey y yo ……………………………………………………………… 283
El día en que me iluminé ………………………………………….. 285
Atman=Brahma: de la independencia a la
interdependencia …………………………………………………….. 288
Y seréis como dioses ………………………………………………… 290
La Mente no existe, también es Brahma ……………………… 292
El psicólogo es el cura de la modernidad ……………………… 294
Brahma en el bar …………………………………………………….. 295
P LANETA IMAGINARIO ……………………………………. 297

Renderizando la realidad ………………………………………….. 297
Planeta imaginario al cuadrado …………………………………. 299
Madeja cósmica ………………………………………………………. 301
Yo soy el batiscafo de tu abismo ………………………………… 303
L AS CUATRO ESQUINAS DE LA LOCURA …………………. 307
Se me atragantan las metáforas ………………………………….. 307
Lenguaje, neurosis y psicosis …………………………………….. 308
Una chica y yo a solas en mi despacho ………………………… 310
En dirección prohibida …………………………………………….. 313
Cuatro esquinitas tiene mi alma… ……………………………… 314
Posicionamiento pleno ( YO + / TÚ + ) ……………………… 315
Posicionamiento neurótico ( YO – / TÚ + ) ………………… 316
Posicionamiento perverso ( YO + / TÚ – ) ………………….. 317
Posicionamiento psicótico ( YO – / TÚ – ) …………………. 318

L OCOS , PSICOLOCOS , SÚPER LOCOS Y MASTURBACIÓN 321
Yo no, ¡SúperYO! ……………………………………………………. 322
Fantasías de bote …………………………………………………….. 325
Quásares, púlsares y masturbación …………………………….. 327
D ONUTS Y RITOS DE PASO ……………………………….. 331
El baile de disfraces …………………………………………………. 331
Inconscientes del inconsciente …………………………………… 333
La palabra inquietante ante el otro inquietante …………….. 334
Por favor, otro donut y un vermut ……………………………… 336
El niño asustado ……………………………………………………… 338
Ritos de paso ………………………………………………………….. 340
Ritus interruptus …………………………………………………….. 342
Rito de no paso ………………………………………………………. 344
¿Merece la pena madurar? ………………………………………… 345

…S ON LOS PADRES ( AHORA SÍ ) …………………………. 349
Edipo versión 2.0: El puer aeternus ……………………………. 350
Enredados: de hijas y brujas ……………………………………… 352
El Pecado Original o Síndrome de Rapunzel ……………….. 354
Harry Plotter ………………………………………………………….. 356
Prohibido crecer ……………………………………………………… 357
Todo por mis hijos, pero sin mis hijos ………………………… 359
Honrarás a tu padre y a tu madre ………………………………. 360
Peter Pan vs. Rapunzel …………………………………………….. 362
Modernidad, tradición, Peter y Rapu …………………………. 364

H UMANOS , ANIMALES , PC , SPECTRUM Y LIBERTAD …… 367
Animalismo, Windows y Linux …………………………………. 368

Jerarquía animal ……………………………………………………… 370
Contaminación psíquica …………………………………………… 373
La antesala de la vida ……………………………………………….. 375

U N REPASO , DESDE LA PRÁCTICA ,
A LA TEORÍA DE LA ENFERMEDAD MENTAL…………….. 379
Ansiedad y muerte …………………………………………………… 380
30 centímetros cúbicos de autoestima para llevar …………. 384
¡Soy el mejor! Si no fuera por mi problema
de autoestima, claro ………………………………………………. 385
Ansiedad y vértigo …………………………………………………… 387
Depresión: el pozo más negro del abismo más infernal
dentro de la más amarga desolación envuelto en el más
terrible sufrimiento… ………………………………………….. 390
Trastorno por déficit de sentido ………………………………… 392
TOC, TOC, ¿Quién es? …………………………………………… 394
Fobias …………………………………………………………………… 397
Adicciones: tirar de la anilla ………………………………………. 401
Las tres fases de la adicción ……………………………………….. 402
Trastorno límite de personalidad o la frenética
impulsividad del DSM …………………………………………. 403
Trastorno bipolar (maniaco-depresivo suena fatal) ……….. 405
Esquizofrenia, o sea, el loco loco de verdad ………………….. 407
¿TDA(H)? Trastorno por Déficit de Atención,
con o sin Trastorno. …………………………………………….. 410
Historia de un rodillólogo y el TDA …………………………… 414
Totum Revoloutum, el tutti frutti de las enfermedades
mentales …………………………………………………………….. 416

D ESPEDIDA ………………………………………………… 417
E PÍLOGO : EL SÍNDROME DE R AFA M ILLÁN ……………. 419
A GRADECIMIENTOS ……………………………………….. 421

Las enfermedades mentales no existen… Son los padres

Libro Rafa MillánLo primero… ¡Gracias! Siempre.

No ha pasado una semana y ya he recibido una enorme cantidad de pedidos y feedbacks positivos. ¡Qué alegría!

Y, lo segundo, presentar el libro. Eso sí, disculpadme el título si a alguno le ha molestado; no pretendo frivolizar ni con el sufrimiento ni con las personas, al contrario, sólo pretendo profundizar en él y tomármelo más en serio. Precisamente. Además, sospecho que un libro titulado «crítica filosófica del concepto de salud y enfermedad mental con una propuesta empírica de solución del sufrimiento afectivo/emocional» no tendría tanto mordiente.

Eso sí. Después del título me paso más de 400 páginas hilando fino, pero sin perder el sentido del humor. Ser un poco provocativo, en el mundo actual (en que se publican miles de títulos cada día) me parece casi una obligación de escritor. Además he intentado crear capítulos cortos que, como en una teleserie, tengan un gancho al principio y al final para facilitar y animar la lectura.

Trataremos todos los temas importantes: sobre todo, el dolor con el me veo cara a cara, cada día, en mi consulta. Y la forma en que las personas que han confiado en mí como terapeuta lo han ido superando. Y luego hablaremos de Psiquiatría, Psicología, Filosofía, Espiritualidad, etc. ¡De todo lo interesante! No faltan en el libro, un análisis de los psicofármacos, de los enteógenos, la ayahuasca, los psiquiátricos, el DSM, Buda, Freud, Marx (Groucho, por supuesto), Luis Cencillo y muchos más!

Y por supuesto nuestros «fantasmas» favoritos: la depresión, la ansiedad, el TDAH, las fobias, las obsesiones, etc. Qué son realmente (debajo de la «etiqueta») y cómo encararlos y vencerlos.

Y, tranquilos los padres, al final saldrán bien parados. El hecho de que estemos aquí leyendo tranquilamente en internet en lugar de dándonos cabezazos contra una pared acolchada habla bien de ellos. Incluso lo que no acertaron a hacer bien, lo hicieron inconscientemente, con la mejor de las intenciones. Y, por eso, en la mayoría de los casos (aunque cada uno es único) nos toca hacer algo que, a veces, es más difícil que «matar al padre» y es perdonarlos e, incluso, quererlos, con sus luces y sus sombras, desde un posicionamiento adulto de gratitud y respeto.

Os copio el enlace de la editorial para comprarlo. También se puede adquirir en librerías o directamente a través de mí (y, además, ¡os hago un truco de magia de regalo!).

Antes de acabar, gracias de nuevo. Siempre.

Y bendiciones.

http://www.editorialmanuscritos.com/epages/ea8141.sf/es_ES/?ObjectPath=/Shops/ea8141/Products/millan

 

Ansiedad y miedo a la muerte

ansiedad-miedo-muerte

Estoy feliz. Mucha gente me ha pedido terapia desde que publiqué un pequeño artículo sobre ansiedad (que puedes leer aquí). Nunca había tenido una respuesta tan buena con un texto tan breve. ¡Gracias!

Y creo que la clave ha sido hablar (en la medida en la que soy capaz) con autenticidad, desde mi propia experiencia en consulta, más allá (o más acá) de enfoques de escuela o de la abstracción teórica. ¡Gracias otra vez a todos los que me habéis llamado!

Por supuesto, narcisismo obliga, al releer la entrada, no he podido evitar darle un pequeño retoque (dos palabras y tres comas). Y me ha sorprendido algo. Me faltaba mencionar un tema básico en lo que se refiere a la ansiedad: el miedo a la muerte. Así que he añadido un par de párrafos sobre ello, a los que me gustaría hacerle ahora, y con vuestro permiso, una pequeña glosa -al final no tan pequeña-.

Allá vamos. Muchos ataques de ansiedad provocan un malestar físico tan grande que la persona cree literalmente que se muere (normalmente de infarto) y acaba en las urgencias de algún hospital (donde la despacharán con un valium y una palmadita en la espalda, cuando no con una cita psiquiátrica).

En mi experiencia, este miedo a la muerte es sólo la capa superficial de otro miedo aún aún más profundo que se esconde debajo del primero. Y, ¿qué da más miedo que la muerte? Pues la vida. Hay miedo a la vida.

O, más exactamente, a que nos llegue la muerte sin experimentar la vida, sin haber empezado a vivir en serio, ya que (por todo lo que venimos exponiendo en los últimos artículos) la persona no ha sido capaz de cuajar su propia identidad y se “falsea”, vive una vida de imitación, de cartón piedra, un vida que es una no-vida, un sucedáneo de una existencia humana real.

Desde esta perspectiva, y en cierto sentido, el ataque de ansiedad es lo mejor que puede pasarnos. Porque nos indica que por algún sitio vamos (o “somos”) mal y que hay que planteárselo de otra manera. Normalmente la ansiedad aparece (como decíamos en el otro artículo) cuando vivimos de manera infantil o adolescente algo que ya toca encarar como un adulto. Y el “sistema” nos avisa a través del síntoma, que es como la luz roja que indica que algo falla en el motor.

Pero, ojo, no hay que enfadarse con la luz roja sino parar la marcha, arremangarse y reparar el motor. Quitar el led o taparlo con un esparadrapo (como hacen ciertas terapias de moda) es lo peor que se puede hacer. Porque el problema sigue igual y acabará aflorando por otro sitio. Y será peor.

En otras palabras el ataque de ansiedad es el grito de alarma de una parte sana de nosotros mismos que no quiere morir de una sobredosis de inmadurez (o de inautenticcidad) que son los peores venenos para el alma.

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Psicólogo Madrid. Terapia, ansiedad, depresión, autoestima y desarrollo personal