Si quieres, puedes hacer ahora este pequeño ejercicio. Sólo te llevará un par de minutos.
Intenta recordar cómo te sentiste la primera vez que mentiste, la primera vez que te falsificaste o que traicionaste tu ética, la primera vez que hiciste algo de lo que luego te arrepentiste o la primera vez que intentaste escurrir el bulto culpando a otro. Intenta recordar cómo te sentías esas primeras veces en las que decidiste actuar mal conscientemente (aunque sea por algo que ahora, desde tu edad actual, te parece una tontería). Puede que fuera en la primera casa en la que viviste, con tus padres o hermanos, ¿recuerdas?
Ahora intenta pensar en alguna ocasión en que hayas actuado mal, pero esta vez en tu edad adulta , lo más cerca posible del momento presente. Procura que ambos recuerdos sean muy vívidos. Céntrate sobre todo en tus emociones de infancia.
Bien, ahora compara cómo te sentiste entonces y cómo te sientes ahora cuando actúas sabiendo que no lo haces bien . Probablemente descubras que las primeras veces lo pasaste fatal y que ahora, prácticamente no sientes nada. ¿Te das cuenta?
Y, ¿qué es lo que ha pasado? Por desagradable que sea decirlo, lo que ha pasado es que tu sensibilidad se ha embotado, de algún modo, has conseguido anestesiar tu conciencia moral.
Lo que ha pasado es que tu sensibilidad se ha embotado, de algún modo has conseguido anestesiar tu conciencia moral.
Digamos que te haces trampas en un vano intento de no darte cuenta, de no ver lo evidente, de esconder la basura debajo de la alfombra. Pero, en el fondo y aunque no se vea, sabes que está ahí.
Este ejercicio (casi me siento como si te hubiera echado una regañina y te pido perdón por ello) puede valer para tomar conciencia de lo lejos que vivimos de nuestra verdad más auténtica y de la cantidad de mecanismos de defensa que hemos construido para evitar sentirnos responsables.
Muchas personas están tan acostumbradas a la mentira (algunos puestos de trabajo casi la requieren como condición obligatoria) que ya se han convertido en una rutina. Pero, lógicamente, eso tiene un precio.
Para vivir desde la mentira hay que falsear la realidad, construyendo todo un montaje interno que mantenga la ficción. Y no es fácil maquillar las cosas para que parezcan distintas de lo que son. Poco a poco nos iremos montando una serie de andamiajes, más o menos precarios, que nos “alejen” de nuestro centro (porque permanecer en él duele, ya que nos hemos traicionado).
Así que para “acercarnos” habrá que ir desmantelando todo nuestro aparataje defensivo, hasta desnudarnos sinceramente frente a nosotros mismos. Sólo podremos disolver la mentira encarándola con sinceridad y coraje. Para ello te propongo que sigas profundizando en ti mismo realizando los siguientes ejercicios.
soy maria eugenia , estudiante de psicologia, me encontre con tu blog, buscando informacion sobre la introspeccion, estoy realizando practicas de la universidad en un centro carcelario con un grupo de internos que consumen drogas psicoactivas, agradesco lo que has colocado en tu blog, porque tu ejercicio me ha servido mucho, me gustari aseguir escribiendote para mejorar mis pocos conocimientos,
saludos
Muchas gracias! Claro, estamos en contacto para lo que necesites. Puedes escribirme por aquí, por e-mail, contactarme por teléfono o como prefieras. Estoy a tu servicio. Por cierto, ¿cómo es eso? Tú les das sustancias con un enfoque tipo takiwasi o es para que las dejen? Un abrazo y bendiciones
la conciencia moral sea anastesiado no solo en cuanto las mentiras, tambien en el dolor del otro, en mi pais se venden unas revistas grotescas de gente que muere tragicamente y la gente las compra entre mas tragicas sean las imagenes,paresen gozar
en cuento a las mentiras hice el ejercicio personalmente, y efectivamente mentir la primera vez fue muy tragico,
en la actualidad trato de ser autentica aunque te confieso, decir siempre a verdad trae problemas sociales, aunque se es feliz internamente, y eso es lo que importa
Gracias Maria Eugenia por tu comentario. Sí, llevas razón, luego hay que «saber» mentir diplomáticamente, pero intentando que no sea por motivos neuróticos o egoístas. Un abrazo y bendiciones!
Lo cierto es que hace poco me sentí mal también.
Últimamente he tratado de pensar mas en mi…
Hace dos días mi profesor Dr psicología tomo mi cuaderno y me dijo que Necesitaba reencontrarme conmigo misma, que era como si estuviera en varios lados y tenia que recoger todas mis partes y unirlas para volver a tenerme. Concertrame en mi y no EB los demás y cosas así… Y por eso estoy aquí.
Tengo 16 años pero el año pasado -y partes de estas vacaciones tuve como una Crisis y se que es normal, a mi edad -creo-
Se que empezó por que no sabia que quería estudiar (En mi liceo nos hacen pensar mucho en ello) y creo que al comenzar a adentrarme me di cuenta de que no tenia ni idea de como era, y la respuesta que tenia de parte de la sociedad no me gustaba…
Últimamente sigo sin saber mucho acerca de mi. Pero al menos ya tengo una idea de como debo empezar este recorrido.
Tengo algunas metas, pero de nada me sirven si no se lo que me gusta, que no, como me comporto, como me ven etc…
Quiero ser yo. No el reflejo de alguien mas. No las palabras de mis padres. No los deseos de la sociedad. Yo. Mi auténtica yo.
Y eso.
De todas formas me interesó su blog ^^
Creo que tienen algunas cosas que necesito.
Un saludo y gracias por comentar. Bonita imagen la de unir todos los pedazos. Casi siempre es una cuestión de integración. Por la edad que tienes es normal que te sientas confusa, se espera mucho de ti y tienes que tomar decisiones importante y aún no tienes una identidad sólida y clara. Sigue tu corazón y tu intuición, como sugieres en tu comentario. Y adelante! Tu vida es tuya y de nadie más. Escucha tu voz, como bien dices.
Un saludo, bendiciones y gracias de nuevo