¡Los dos vídeos que MEJOR han funcionado en nuestro canal! Un bello encuentro con Mario Saban. En el primer vídeo hablamos más sobre Espiritualidad y religiones. Y en el segundo (tal vez, incluso más interesante) sobre Psicología, especialmente sobre cómo encontrar nuestra misión en la vida, afrontar las crisis, el amor en la cabal y mucho más.
¿Por qué creéis que han funcionado tan bien estos dos vídeos de Mario Saban?
Dice Mardía del primer vídeo:
«Es difícil explicar la emoción que nos genera este encuentro. Mario Sabán es un gran conocedor de la Kábala, un comunicador excepcional, un hombre de trayectoria académica brillante. Pero en el encuentro con él hubo, además, una magia. La de las heridas en el sentido que se suturan. La del reconocimiento de la hermandad espiritual cuando las formas son otras. La de la unificación de tradición y modernidad, religión y espiritualidad, virtud y conocimiento. Hoy os traemos esta conversación cargada de amor. Desde el corazón del judaísmo, el cristianismo, el sufismo o el Islam.»
Y del segundo: «Os presentamos, profundamente entusiasmados, nuestro segundo encuentro con Mario Sabán, esta vez para hablar de cábala y psicología, de amor y de cómo encontrar nuestra misión en la vida. La entrevista será, ya lo veréis, profundamente esclarecedora. ¡Gracias por acompañarnos en esta aventura! ¡Y gracias a Mario Sabán!» #Cabala#Kabbalah#MarioSaban#PsicologiayEspiritualidad
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Todas las personas vuelven de algún modo transformadas del Camino de Santiago. ¿Por qué? Peregrinar es escribir con los pies una metáfora preciosa sobre la vida. Como en la vida, hay presente y destino; hay ahora y esperanza. El sentido se amplifica y te simplificas lo suficiente como para encontrarte a ti mismo. Nos acompañas? Cómo hacer el Camino de Santiago, consejos y experiencia desde la Psicología y la Espiritualidad. Si el vídeo te ha gustado, por favor suscríbete (nos haces un gran favor, es gratis y no tiene contraprestaciones). Y, si quieres, dale a la campanita para que te envíen notificaciones sobre nuevos vídeos. También puedes darle a like y compartirlo en redes sociales. Nos das la vida.
Hablamos con Olga Cebrián, “Discípula de la vida” y “elegante sufridora”, de la vida como desvelamiento del misterio y respuesta a la pregunta quién soy yo. La existencia planteada como aventura hermenéutica y de crecimiento personal. Olga Cebrián nos dará algunas claves para dejar de sufrir y para encontrarnos a nosotros mismos, basada en su experiencia como meditadora y falicitadora de meditación. Aprenderemos alguna herramienta para el crecimiento personal y espiritual. Y algo muy importante, a sufrir sin adicción al drama. También nos explicará como ha sido su larga experiencia con la meditación y con el mindfullness.
También hablaremos de Amigos del Desierto e incluso de Pablo d’Ors. Como siempre desde la psicología y la espiritualidad y en diálogo con Rafa Millán y Mardía Herrero. A ver si Olga nos ayuda a superar el sufrimiento o nos ofrece un método para dejar de sufrir…. Si el vídeo te ha gustado, por favor suscríbete (nos haces un gran favor, es gratis y no tiene contraprestaciones). Y, si quieres, dale a la campanita para que te envíen notificaciones sobre nuevos vídeos. También puedes darle a like y compartirlo en redes sociales. Nos das la vida.
Algunas reflexiones desde la psicología y la espiritualidad (y nuestra experiencia como padres) de esta particular fiesta. Hablaremos de la caricaturización del miedo, el significado profundo (arquetípico y psicológico) de esta fiesta y de algunos de sus elementos icónicos, la integración de la sombra en el rito social, el origen histórico y mucho más…
¡Acompáñanos junto a las calabazas de nuestros hijos a celebrar Halloween, a movernos entre este mundo y el otro, entre los vivos y los muertos! ¡Qué miedo!
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Beatriz Calvo (tal vez la mejor entrevistadora espiritual del momento) nos trae una chispa de divinidad viva en su mirada. Hablamos con ella de Espiritualidad, Psicología, Tradición, Modernidad, de Dios y del mundo y de tantas cosas más. ¡Un corazón tan grande que no cabe en este vídeo! Y, por favor, disculpad la calidad del audio, ya que hemos tenido algún problema técnico (pero se escucha, espero, suficientemente bien). Muchas gracias Beatriz por abrirnos a la maravilla…
Más información sobre Beatriz Calvo en: http://ariadnatv.com/
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Seguimos profundizando en el tema de los enteógenos. ¿Puede una sustancia usada tradicionalmente por los indígenas americanos ayudar a superar la adicción a las drogas? ¿Puede ayudarnos en nuestro camino espiritual? ¿Es una medicina para el alma o un veneno? ¿Una herramienta para encontrarnos o para escapar de nosotros mismos ?
Abordaremos estas y otras cuestiones en un nuevo vídeo con Rafa Millán y Mardía Herrero. Ojalá lo disfrutéis.
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¡¡NUEVO VÍDEO!! ENTEÓGENOS Y BÚSQUEDA ESPIRITUAL. Las sustancias psicodélicas, drogas psicoactivas o visionarias han sido empleadas en distintas culturas para generar experiencias de apertura y conexión espiritual. En este vídeo nos preguntamos si psicotrópicos como el psilocibe, la ayahuasca o el LSD pueden servir al buscador, si son puertas a dimensiones místicas, sucedáneos o trampas. Si desconectadas de un contexto ritual pueden llevarnos a buen puerto. Si nos revelan o nos velan la verdad, si nos sirven de evasión o de encuentro con nosotros mismos. ¿Creó Dios, en definitiva, las drogas alucinógenas, para acercarnos al misterio o para alejarnos de él?
Podríamos definir la modificación de conciencia (Estados Alterados de Conciencia) como la inducción controlada de “estados existenciales” diferentes a la vigilia ordinaria en los que se transforman radicalmente la percepción del sujeto (lo interno), de su mundo (lo externo) y de las relaciones entre ambas instancias (que pueden llegar a disolverse en una experiencia sin “dentro” ni “fuera”). Las técnicas de modificación de conciencia constituyen una herramienta potentísima (y peligrosísima) de autoconocimiento, exploración e investigación psicológica llegando, incluso, a la sanación psicoespiritual.
Existen infinidad de técnicas de inducción de estos estados: danzas y cantos rituales, recitación de mantrams, estados de privación, contemplación, meditación, sustancias psicotrópicas, control de la respiración, etc.
Para Stanislav Grof, destacado representante de la naciente (y, tal vez, ya decadente) psicología transpersonal: “La modificación de conciencia es a la psicología lo mismo que el microscopio a la biología o el telescopio a la astronomía”. Es decir, al igual que el microscopio abre todo un nuevo “campo de realidad” –el celular y microscópico–, insospechado de otra manera, la alteración de la conciencia permite el acceso directo a regiones ocultas de la mente (que en último término se “con-funde” en lo real).
En estos estados se revelan como evidentes gran cantidad de mecanismos psicológicos inconscientes que han estado interfiriendo (incluso, dirigiendo), desde las profundidades de la psique, toda la vida emocional, sexual, afectiva y cognitiva del sujeto, aunque de manera insospechada (sub-liminal, es decir por debajo del “umbral de conciencia”) pero, eso sí, plenamente operativa (tanto que el material reprimido, por ejemplo, puede dar origen a patologías). Dicho de otro modo, estas vivencias provocan accesos súbitos (“insight”) a profundas comprensiones de uno mismo y de su dinámica psíquica, así como de su particular “encaje” en el mundo como “totalidad armónica”, y hasta del sentido último de la existencia, particular o universal.
Además, en los estados alterados se tiene acceso al imaginario personal y colectivo, a universos oníricos o simbólicos que pueden vivenciarse como plenamente reales, así como aperturas espontáneas que muchos psiconautas califican como plenamente místicas o religiosas y que, de hecho, pueden transformar sus vidas para siempre.
Para muchos, la modificación de la conciencia es, en fin, la “vía real de acceso al inconsciente” (en palabras de Freud), y actúa como un taladro que perfora los límites habituales de nuestro mundo, lo que se vivencia como un viaje interior a las regiones ocultas de la existencia humana, regiones habitadas por dioses y demonios personales, fantasmas del pasado, recuerdos reprimidos, proyectos, deseos, creencias, presencias numinosas o místicas, etc.
Y todo ello configurando o constelando un mensaje psicodinámico concreto (similar al de los sueños o los síntomas) esperando a ser descifrado. “Un sueño sin interpretar es como una carta sin abrir” dice el maestro Luis Cencillo, mucho más podría decirse de estas vivencias que constituyen un material excepcionalmente significativo que debiera ser integrado en los modelos “psicológicos académicos y oficiales” (por no decir modelos “conductistas americanos”).
Muchos autores (Robert Master y Jean Huston, Stanislav Grof, Salvador Roquet, etc.) han estudiado científicamente (en contra, por lo general, de las legislaciones vigentes) la potencia terapéutica y sapiencial de estos estados con resultados sorprendentes. Así mismo, han cartografiado todo el espectro de la conciencia elaborando auténticos “mapas de la conciencia”, esencialmente idénticos entre sí.
Estos mapas coinciden además (aunque con un lenguaje psicológico más propio del moderno occidente) con los diferentes modelos propuestos por lo que se ha dado en llamar “Filosofía (o Psicología) Perenne”. Saberes olvidados o dogmáticamente rechazados que empiezan a abrirse un hueco por derecho propio entre las tecnociencias occidentales. En palabras de Grof: “El único factor responsable de las sorprendentes diferencias entre la visión del mundo de las culturas industriales occidentales y todos los otros grupos humanos a lo largo de la historia, no es la supremacía de la ciencia materialista sobre la superstición primitiva, sino nuestro profundo desconocimiento de los estados alterados de conciencia”.
Rafael Millán
Bibliografía recomendada:
Grof, S. (2002). La psicología del futuro. Barcelona: Ed. La Liebre de Marzo.
Master, R. y Huston, J. (1975). LSD: Los secretos de la experiencia sicodélica. Barcelona: Ed. Brugera..
Roquet, S. y Favreau, P. (1981). Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia. México: Ediciones Prisma.
Tenemos algunos vídeos de nuestro canal de Youtube sobre el tema (estados alterados de conciencia). Si te suscribes nos das la vida. Por ejemplo, este:
Hace tiempo que escribí este artículo (¡más de doce años!, parece mentira) que ahora, como por una nostalgia, rescato del naufragio de mi disco duro. Tengo la tentación de corregirlo y matizarlo. Sobre todo de suavizar el tono, duro y sentencioso, como de marisabidilllo. Como de estar de vuelto de todo. Ya que si algo he aprendido es que el que se cree de vuelta de todo es porque no ha ido todavía a ningún sitio. Pero resisto la tentación, no quiero quitarle su fuerza y frescura casi adolescentes…
Así que aquí, no sabría decir por qué, publico este texto antiguo, pero que transmite (o eso espero) algo de verdad.
Filosofía Perenne
La búsqueda del sentido último como método científico
“Apenas somos conscientes de la extraordinaria singularidad de nuestra propia postura, de modo que nos resulta muy difícil admitir el hecho evidente de que haya existido un consenso filosófico único, de amplitud universal, que ha sido sostenido por muchos (hombres y mujeres) que han compartido las mismas experiencias y han transmitido esencialmente la mismas enseñanzas, hoy o hace seis mil años, y desde Nuevo México en el Lejano Oeste hasta Japón en el Lejano Oriente.”
Alan Watts
Siempre ha habido un modelo ortodoxo de pensamiento difundido por alguna institución encargada de inventar y pregonar el discurso de valores dominante. Hoy, para muchos, la nueva iglesia es la ciencia, y su ética, el neoliberalismo. Con la llegada de la modernidad el universo se ha transfigurado en un continuo material de átomos ilustrados y el hombre en un azaroso subproducto de los caprichos de la evolución.
La mente humana es un molesto epifenómeno que no tiene cabida en las nuevas ecuaciones de control. Cualquier rastro de significado se ha diluido en el magma gris de un mundo neutro. Estamos en la era del cyberhombre unidimensional. Dios ha muerto y su criatura agoniza huérfana de Ser. Este ha sido uno de los legados de la modernidad. Desechando los viejos mitos, hemos exiliado nuestra humanidad a un cementerio de residuos industriales.
Pero, al margen del Pensamiento Único, a pie de página del discurso dominante, por encima de modas o intereses, sobrenada lo que, para muchos, ha sido la Verdad. Una Verdad que necesariamente ha de ser Única, inmutable e idéntica a sí misma. Una Verdad que, a pesar del actual eclipse de valores, nunca ha dejado de brillar.
Y lo que es más, esa Verdad ha sido conocida y difundida durante la mayor parte de la historia. Estoy hablando de un acuerdo filosófico universal que conforma un corpus que, arropado por los diferentes lenguajes de cada tradición, palpita, siempre igual a sí mismo, en el corazón y en la palabra de todos los hombres sabios.
Este consenso es el centro de la esfera, la médula viva de cualquier enfoque perenne de la sabiduría: un núcleo común, un mismo tronco, una misma estructura profunda que se manifiesta de diferentes formas en cada momento histórico particular, pero que hermana a la mayoría de las tradiciones de pensamiento universal: budismo, hinduismo, cristianismo gnóstico y patrístico, sufismo, platonismo, filosofía griega… Todas las líneas de conocimiento están de acuerdo en lo esencial y de ellas se desprende una misma y única enseñanza: la sophía perennis.
Esta Sabiduría alcanza su máximo en torno al siglo VI a.c. –el siglo de Buda en Oriente, Lao Tse en China, Zoroastro en Persia y los presocráticos en Occidente– y recorre toda la antigüedad. Aunque es actualizada y refrescada por santos, sabios y profetas de todas las tradiciones.
El término philosophia perennis es rescatado por Leibniz de los escritos del teólogo medieval Augustine Steuch y más tarde popularizado por Aldous Huxley. La philosophia perennis es la fuente original, el alma que nutre, de una u otra manera, la gran mayoría de las escuelas filosóficas de todos los tiempos.
Muchos son los mimbres que entretejen esta estructura iniciática y holográfica en la que cada hebra implica y necesita a todas las demás como en un prisma perfecto o en fractal. Sólo hay que empezar a tirar del hilo, perderse en el laberinto, atravesar el portal de la sabiduría en busca de la llama del grial.
1. No creas en nada: conoce, constata y verifica.
En todo saber, lo primero es el método. Y en el Saber de los saberes, el método sólo puede ser el más estricto de los métodos científicos. Puesto que buscamos conocimiento y no fe, necesitaremos pruebas, evidencias y datos en lugar de dogmas o creencias. La fe es contraria a la sabiduría, ya que no hay necesidad alguna de creer en aquello que ya se conoce. En palabras de Buda: “No creas en nada ni en nadie, sólo en aquello que puedas verificar y constatar por el análisis de la razón y la luz de tu consciencia”. Este es, sin duda, el más exigente de los métodos experimentales. La verdad sólo habita en la propia consciencia. Utilízate a ti mismo como laboratorio de pruebas, y que la sinceridad y la autenticidad sean el único criterio de verdad. Aprende a desarrollar la tecnología interior, endógena, a través del control de la propia mente. Y cuando domines tu mente, sabrás quién maneja los hilos del autómata. El Ser se revelará como condición única de la existencia y de tu existencia. Sabrás, en definitiva, quién eres tú.
2. Vive anclado en el presente. Aquí y ahora: esa es la única realidad.
Haz las cosas por sí mismas (el futuro y el pasado no existen), sigue el imperativo categórico y nunca busques provecho personal, ya que la consciencia, la Vida que riega todos los seres, es la misma vida que tú compartes y todo lo que le hagas al prójimo te lo estás haciendo sólo a ti mismo. El Yo Soy último, el testigo del teatro de la consciencia, el Ser que arde detrás de ti, es el mismo Ser en cada hombre. Cuando alguien dice “soy” se refiere al mismo “soy” que tú eres. Sólo cambia la perspectiva, lo esencial (lo invisible) siempre permanece. La aparente diversidad de lo real no es más que un juego de espejos, una ilusión de simetría, una figura geométrica que brilla en el fondo del caleidoscopio. La unidad es la condición de la multiplicidad. Los muchos son el uno.
3. Ámalo todo porque Tú eres Todo.
Todo está interrelacionado en un único gran proceso. Mi cuerpo o mi cerebro se componen –son– del mismo polvo de estrellas que constituye la roca, el árbol o el río y están en continua interrelación con el entorno. Nada está cerrado ni es independiente, sino que todos los sistemas se entrecruzan. Todo carece de esencia propia, pues el ser de las cosas lo impongo yo desde mi mente lógica y lingüística. No hay distancia entre el sujeto y el objeto. Si Yo me apago, todo se apaga. Cualquier frontera es artificial, no hay dentro ni fuera ni arriba ni abajo, principio ni final. En el Ser no hay fracturas ni hiatos, sólo pura esencia. Pensarte como un ego separado, como un ser cognitivo independiente no es más que una ilusión, un velo, una mentira.
4. Tu esencia es el vacío.
El espacio no está en ninguna parte (puesto que si así fuera estaría en más espacio), y el tiempo no transcurre en ningún sitio. Tú eres aquel que observa el tiempo y el espacio (el ojo que puede verlo todo menos a sí mismo) y por lo tanto ni eres tiempo ni eres espacio: eres eternidad y vacío, el receptáculo del devenir, el lugar donde los acontecimientos suceden, el vacío donde cohabitan todas las potencias. O, por decirlo con un aforismo hindú: “tú eres sólo aquello que no se puede perder en un naufragio”; es decir, lo que permanece después de haberte despojado de tus posesiones, de tu cuerpo y de tu mente. El desapego es el único camino de conocimiento: el que no quiere nada, ya lo tiene Todo.
5. Finalmente, sé quién eres.
Despertar la sabiduría interior implica el más exigente examen de sinceridad con uno mismo para conocerse y vivenciarse con integridad y coherencia. Sé igual a ti mismo, es decir, sé fiel a la naturaleza de las cosas porque tú no eres más que un hilo enhebrado al tejido inconsútil del Kosmos: las nubes vuelan en tu cabeza y el océano fluye, literalmente, por tus venas. Tu corazón es el anima mundi y tu rostro el rostro original del universo. Reconócete como esencia y como consciencia y atrévete a ser quién eres.
* * *
Hemos visto una aproximación muy parcial y sesgada de las infinitas formulaciones posibles de la filosofía perenne, ya que el sentido último de la existencia está más allá de la lógica de las palabras. El lenguaje no es más que una mera parte y por lo tanto nunca puede apresar al Todo, aunque sí pueda señalarlo. La Verdad es inexpresable, amorfa e inefable (que no incognoscible) y se concreta y cristaliza para cada buscador en un perpetuo baile de disfraces.
Hay que señalar que estas enseñanzas no constituyen una filosofía a la manera occidental, es decir, un mero conocimiento especulativo, sino que configuran una auténtica gnosis teórica y práctica. La sabiduría debe experimentarse y actualizarse en cada hombre y los métodos para conseguirlo son variados: meditación, yoga, enteogenia… Pero estos no son más que apoyos, muletas y herramientas, que facilitan el camino de la transformación interior, de la muerte al pequeño ego y el nacimiento del auténtico Yo profundo.
El premio final que espera al que se embarque en el camino de la sabiduría no puede ser más suculento: se trata de la felicidad verdadera y de la libertad incondicionada. Una serenidad que no depende de las fluctuaciones exteriores sino que es la condición misma de toda condición, el sustrato eterno sobre el que se despliega la exuberancia del Espíritu. Más allá del reino de los fenómenos descansa la luz de la felicidad. La vida se sustenta sobre la tramoya invisible de la eternidad en cuyo reino la sabiduría y la felicidad, el deber y el querer, se confunden en un único y comprehensivo abrazo, un juego cósmico, una danza universal a la que todos estamos invitados. Gnosce Te Ipsum.
“Resulta muy difícil transmitir con palabras algo que solo puede explicar la propia experiencia. La esencia del Yoga escapa a toda definición” Swami Vishnudevananda
Desde la comodidad dulzona de occidente solemos entender el yoga como un conjunto de técnicas bioenergéticas destinadas a mejorar la salud física y, tal vez, el bienestar emocional. Algo así como una gimnasia new age para los dolores de espalda. Pero el yoga físico (o Hatha Yoga) no es más que el envoltorio de una disciplina mucho más profunda, un arte fermentado a fuego lento en la riquísima tradición hindú.
Yoga significa “unión”, unión con uno mismo y con la totalidad (en castellano tenemos “yugo”). El yoga ofrece la Unidad, esto es, la sinergia profunda entre lo individual y lo colectivo. Todo ello a través de una práctica de equilibrio psicoespiritual y autodominio.
Hay que señalar que el término “yoga” es mucho más amplio y polisémico. En ocasiones, se traduce sencillamente como “técnica” y suele aplicarse a la vertiente práctica o esotérica de cualquier camino espiritual.
El yoga tiene vocación de ciencia empírica con una verdadera tecnología de la interioridad desarrollada y perfeccionada durante milenios. En el 3.000 a.c. y –no podía ser de otro modo–, sobre el valle del Indo ya se encontraban estatuas de yoguis. Más tarde, el yoga es compilado por Patanjali en los Yoga Suttra (hacia el 500 a.c.) conformando el corpus del Ashtanga Yoga o yoga clásico.
El yogui pretende llegar a dominar su mente y su cuerpo (y las relaciones entre ellos), consciente de que éste es el único conocimiento –el del propio ser– que puede conducirle a la verdadera libertad. Es evidente que cuanto mejor me conozca a mí mismo mejor sabré discriminar lo que es bueno para mí, es decir, afín a mi naturaleza.
El yoga puede, en este sentido, ayudar a un occidente adicto, impulsivo y superficial. Un mundo aquejado de una “insatisfacción crónica”, enfermo de un vacío que sólo se llenará de ser, de experiencia vivida y real, de Unidad, de yoga. El yoga tiene la virtud de construir personas libres, armónicas y saludables. Sería sin duda positivo imbricar el yoga (o una escuela de autoconocimiento similar y sin doctrina) en los sistemas educativos de occidente. Eso sería atacar la causa y dejar de parchear eternamente los efectos.
Páginas recomendadas
Páginas gratuitas con técnicas de yoga:
http://www.hatha-yoga.com.ar/ (Hatha yoga con cientos de asanas)
http://www.hispayoga.com/ (técnicas de kundalini yoga)
http://www.cuerpointeligente.com/ (completísima página sobre yoga, salud y calidad de vida)
http://www.yoga-vasudeva.com/ (centro virtual de yoga. Incluye clases virtuales)
http://www.ramirocalle.com/ (página de la escuela de Ramiro Calle incluye asanas y clases de ejemplo)
“Se dice que el yoga es la unidad entre exhalación e inhalación, entre sangre y semen, entre sol y luna, y entre la psique individual y el Si-mismo trascendental” Yoga-hikhâ-Upanishad (1.68-69)
A pesar de la unidad fundamental del yoga, suele hablarse de ramas o formas de práctica. Clásicamente se distingue entre tres caminos hindúes o yogas: el Bhakti o devocional, el Karma o yoga de la acción y el Jñana o del conocimiento. He añadido la descripción de los dos que en occidente se entienden más propiamente como yoga: el Hatha Yoga o yoga físico y el “camino real” o Raja Yoga.
Además de los descritos existen gran cantidad de variantes y de prácticas concretas como el mantra yoga o técnica de la recitación sagrada, el yantra yoga o yoga de la contemplación de formas geométricas, etc.
Hatha Yoga
El Hatha Yoga o yoga físico puede considerarse como una fase previa al “camino real” o Raja Yoga. Es el más divulgado en occidente y pretende armonizar la mente y el cuerpo a través del dominio de posturas (asanas) y de la respiración (pranayama). Existen numerosas variantes de Hatha Yoga. Uno de los textos clásicos sería el Hatha Yoga Pradipika.
Raja Yoga
Forma metódica de un yoga fuertemente espiritual, el “Yoga de la maestría” o “Yoga real” propone los ocho escalones de Patanjali como vía progresiva de evolución espiritual. Su texto no es otro que el de los Yoga Suttras de Patanjali.
El Raja Yoga está muy relacionado con el yoga clásico o ashtanga yoga (yoga de los ocho pasos) que incluye un conjunto de técnicas complementarias entre si que constituyen toda la práctica del yogui. Los primeros 4 pasos desarrollan particularmente la práctica “externa”, los últimos 4 pasos la práctica “interna” o más personal.
1.-Yama [códigos morales]
2.-Niyama [estudio y autopurificación]
3.-Asana [postura]
4.-Pranayama [dominio de la respiración]
5.-Pratyahara [dominio de los sentidos]
6.-Dharana [concentración]
7.-Dhyana [meditación]
8.-Samadhi [contemplación-absorción]
Karma Yoga
Corresponde al yoga de la acción y del servicio desinteresado. Muy cercano al concepto cristiano de Caridad. Lo importante en el Karma Yoga es que la acción no se inicie en el ego sino en el Yo profundo, unitario y colectivo. Un texto clásico que puede inspirar al karma yogui es el que ha sido considerado como el evangelio mayor del hinduismo: la Bhagavad Gita.
Bhakti Yoga
Es el yoga que persigue la unión mística a través de la devoción y el amor a lo divino. Es la forma de yoga menos comprendida en occidente ya que es una vía fuertemente ceremonial y ritualista. Tiene su fundamento en la entrega a la divinidad. Texto clásico: Srimad Bhagavatam.
Jñana Yoga
Este es el Yoga del conocimiento. El jñana yogui pretende alcanzar la liberación a través del estudio y la autoexploración. Suele basarse en el hinduismo vedanta, una refinada forma de filosofía no dualista, cuyos textos principales son las Upanishads indias. Se dice del Jñana Yoga que es el camino más difícil.
Sitúate con ropa cómoda en un espacio acogedor y tranquilo. A cada uno habrá algunas cosas que nos ayuden a “sintonizar” mejor. A mí me sirve el incienso o las esencias, música baja (especialmente música de tradiciones espirituales), una luz suave, mejor si es natural, como la de una vela.
Si te sientes afín a alguna tradición espiritual, puedes leer un texto que te inspire o contemplar una imagen (un pantocrátor, un santo, un cristo, un mandala, caligrafía sagrada, etc.). Muchas tradiciones coinciden en que los mejores momentos para realizar este tipo de prácticas son justo antes del amanecer o justo después del atardecer. Muchos hemos comprobado que un rato de meditación o de oración antes de que salga el sol parece “cargar” la batería para todo el día, incluso si se ha dormido poco.
Ahora ponte cómodo, siente tu cuerpo y empieza a prestar atención a tu respiración. Yo suelo respirar hondo varias veces antes de empezar, luego prefiero las respiraciones profundas pero naturales, sin forzarlas demasiado.
Se trata de arrojar la luz de la atención a procesos que ocurrían mecánicamente, en la oscuridad del inconsciente.
En caso de duda o en el de que prefiras hacerlo de otra manera, escucha y da preferencia a tu criterio, a tus sensaciones y a tu espontaneidad, se trata de que el ejercicio no acabe siendo otra rutina mecánica, sino una vía para conectar con tu conciencia y con tu propia creatividad, y arrojar algo de luz (de la luz de la atención y de la conciencia) sobre procesos y mecanismos emocionales que ocurrían en la oscuridad, mecánicamente, en el inconsciente. Pero eso irá llegando con el tiempo y con la práctica.
En principio no es posible dejar la mente en blanco, lo que sí puedes hacer es tratar de no engancharte a tus pensamientos. Para ello vamos a centrar tu atención en la respiración. Siente todas y cada una de tus respiraciones, intenta que no se te escape ninguna, pero si te distraes no pasa nada, también puedes observar tranquilamente tu distracción mientras vuelves a dirigir tu atención, con suavidad, a la siguiente respiración.
Los pensamientos empezarán a llegar inevitablemente. Pensamientos de todo tipo, incluso algunos que pongan en duda lo que estás haciendo (son muy habituales). Déjalos pasar sin aferrarte a ellos. Los pensamientos son como las nubes, si hay muchos ocultarán el cielo, o si son demasiado “densos” podrán encapotar el fondo azul de tu propia conciencia. Y de eso se trata, de quedarnos justo con la conciencia, con nuestra sensación de ser.
Simplemente observa lo que venga, déjalo estar y lleva con suavidad tu conciencia a la respiración.
Lo ideal es que no te apegues a nada, a ningún pensamiento, a ninguna sensación, a ninguna imagen, a ningún recuerdo, a ningún deseo. Simplemente observa lo que venga, déjalo estar sin pelearte con ello y vuelve a llevar con suavidad tu conciencia a la respiración. Cada vez será más fácil. Siente el aire, entrando y saliendo, nada más que eso. Inspirar y espirar… dentro y fuera… No hay nada más.
Estamos intentando pasar a través de las turbulencias y las distracciones de la vida cotidiana para mirar más adentro, por eso hay que calmar las aguas superficiales (los pensamientos y los sentimientos superfluos) para que se pueda ver el fondo. Intenta sentir la serenidad de fondo que envuelve a todas las cosas. Todo viene del silencio y vuelve al silencio, todo viene de la Conciencia y vuelve a la Conciencia.
Todo viene del silencio y vuelve al silencio, todo viene de la Conciencia y vuelve a la Conciencia.
Si algo nos perturba (un sonido que no podemos evitar, un pensamiento machacón) no intentes oponerte a ello, al contrario, mételo dentro del ejercicio. Con cada nuevo elemento, como si removieras las arenas del fondo, las cosas tardarán un tiempo en reacomodarse y volver a su lugar, pero lo harán antes o depués. Intenta mantenerte calmado. En el centro de esa serenidad está el tesoro. Con suerte llegaremos a él y acabaremos aprendiendo que no merece la pena seguir huyendo.
Las relaciones, interacciones y recíproca influencia entre todos los niveles del existir humano desde lo corpóreo hasta lo psíquico (pasando por lo emocional, afectivo, sexual, etc.) son fundamentales en procesos terapéuticos y de crecimiento personal. No es posible ya mantener la limpia distinción cartesiana entre el sujeto psíquico y el corpóreo. Soma y psique, cuerpo y mente (o alma) son una unidad funcional indisociable y orgánica: todo cambio (para bien o para mal) en una de estas instancias afectará irremediablemente a la otra, siendo más importante la RELACIÓN o INTERACCIÓN entre ambas (que es el espacio donde propiamente existe la persona) que cada una por separado.
Las relaciones entre el cuerpo y la mente se dan, de hecho, en cuatro direcciones distintas: la mente puede enfermar o sanar al cuerpo (actividad psicosomática) o, viceversa, el cuerpo puede sanar o “enfermar” la mente (lo que algunos llaman actividad somatopsíquica).
En terapia ya se reconoce que la mayoría de las alergias, afecciones cutáneas y del aparato digestivo y respiratorio, entre otras, son afecciones psicosomáticas que tienen mejor pronóstico con tratamiento psicológico que estrictamente orgánico (hay infinidad de estudios en este sentido aunque la medicina española – no así la de otros lugares, como la alemana, por ejemplo– aún insista, incomprensiblemente, en modelos “organicistas” más que superados).
Muchas de las escuelas que trabajan terapéuticamente con esta identificación psicosomática consideran además que en el cuerpo queda “cristalizado” un registro (como las anillos de un árbol) de las relaciones emocionales con los demás y con el entorno (desde la infancia) que pueden descubrirse y, en su caso, sanarse, a través del estudio postural, zonas de tensión muscular, esquemas sensoriomotores, “bloqueos” energéticos, pinzamientos, etc. Incluso se habla de una “coraza corporal” diferente para cada psicopatología: coraza neurótica, psicótica, etc.
Una de las escuelas más interesantes en este sentido es la bioenergética de Alexander Lowen (basada en las aportaciones de Wilhelm Reich).
Hay muchas otras escuelas que dan más o menos importancia a estas relaciones, desde el psicoanálisis (con la histeria, por ejemplo) hasta ciertas formas de psicodrama. Sin olvidar las que vienen de oriente y que más o menos descafeinadas se aplican en occidente como acupuntura, tai chi, yoga físico o hatha yoga, chi kung, trabajos con chakras, respiración, cuerpo pránico o energético, tantra, artes marciales, taoísmo, kundalini yoga, etc.
Y aún otras como la terpia craneosacral, el masaje terapéutico, la danzaterapia, etc. Aunque, tal vez sea demasiado pretencioso llamar terapia a lo que sin duda son técnicas efectivas (que tienen su incuestionable validez en ciertos ámbitos) pero que no alcanzan, la categoría de una verdadera terapia que pueda reintegrar al individuo total consigo mismo en todos sus niveles (afectivo, emocional, sexual, cognitivo, filosófico…) en un determinado medio social más o menos incompatible con la salud psíquica. El problema, suele ser, la escasísima formación psicológica real (que incluye conocimientos de antropología, filosofía, psicoanálisis, teoría de sistemas y un largo etcétera) por los “terapeutas” que suelen aplicar estas técnicas.
Por supuesto la psicología académica española ignora profundamente este amplio abanico de posibilidades terapéuticas.
Psicólogo Madrid. Terapia, ansiedad, depresión, autoestima y desarrollo personal