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Las enfermedades mentales no existen… Son los padres

Libro Rafa MillánLo primero… ¡Gracias! Siempre.

No ha pasado una semana y ya he recibido una enorme cantidad de pedidos y feedbacks positivos. ¡Qué alegría!

Y, lo segundo, presentar el libro. Eso sí, disculpadme el título si a alguno le ha molestado; no pretendo frivolizar ni con el sufrimiento ni con las personas, al contrario, sólo pretendo profundizar en él y tomármelo más en serio. Precisamente. Además, sospecho que un libro titulado «crítica filosófica del concepto de salud y enfermedad mental con una propuesta empírica de solución del sufrimiento afectivo/emocional» no tendría tanto mordiente.

Eso sí. Después del título me paso más de 400 páginas hilando fino, pero sin perder el sentido del humor. Ser un poco provocativo, en el mundo actual (en que se publican miles de títulos cada día) me parece casi una obligación de escritor. Además he intentado crear capítulos cortos que, como en una teleserie, tengan un gancho al principio y al final para facilitar y animar la lectura.

Trataremos todos los temas importantes: sobre todo, el dolor con el me veo cara a cara, cada día, en mi consulta. Y la forma en que las personas que han confiado en mí como terapeuta lo han ido superando. Y luego hablaremos de Psiquiatría, Psicología, Filosofía, Espiritualidad, etc. ¡De todo lo interesante! No faltan en el libro, un análisis de los psicofármacos, de los enteógenos, la ayahuasca, los psiquiátricos, el DSM, Buda, Freud, Marx (Groucho, por supuesto), Luis Cencillo y muchos más!

Y por supuesto nuestros «fantasmas» favoritos: la depresión, la ansiedad, el TDAH, las fobias, las obsesiones, etc. Qué son realmente (debajo de la «etiqueta») y cómo encararlos y vencerlos.

Y, tranquilos los padres, al final saldrán bien parados. El hecho de que estemos aquí leyendo tranquilamente en internet en lugar de dándonos cabezazos contra una pared acolchada habla bien de ellos. Incluso lo que no acertaron a hacer bien, lo hicieron inconscientemente, con la mejor de las intenciones. Y, por eso, en la mayoría de los casos (aunque cada uno es único) nos toca hacer algo que, a veces, es más difícil que «matar al padre» y es perdonarlos e, incluso, quererlos, con sus luces y sus sombras, desde un posicionamiento adulto de gratitud y respeto.

Os copio el enlace de la editorial para comprarlo. También se puede adquirir en librerías o directamente a través de mí (y, además, ¡os hago un truco de magia de regalo!).

Antes de acabar, gracias de nuevo. Siempre.

Y bendiciones.

http://www.editorialmanuscritos.com/epages/ea8141.sf/es_ES/?ObjectPath=/Shops/ea8141/Products/millan

 

Ansiedad y miedo a la muerte

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Estoy feliz. Mucha gente me ha pedido terapia desde que publiqué un pequeño artículo sobre ansiedad (que puedes leer aquí). Nunca había tenido una respuesta tan buena con un texto tan breve. ¡Gracias!

Y creo que la clave ha sido hablar (en la medida en la que soy capaz) con autenticidad, desde mi propia experiencia en consulta, más allá (o más acá) de enfoques de escuela o de la abstracción teórica. ¡Gracias otra vez a todos los que me habéis llamado!

Por supuesto, narcisismo obliga, al releer la entrada, no he podido evitar darle un pequeño retoque (dos palabras y tres comas). Y me ha sorprendido algo. Me faltaba mencionar un tema básico en lo que se refiere a la ansiedad: el miedo a la muerte. Así que he añadido un par de párrafos sobre ello, a los que me gustaría hacerle ahora, y con vuestro permiso, una pequeña glosa -al final no tan pequeña-.

Allá vamos. Muchos ataques de ansiedad provocan un malestar físico tan grande que la persona cree literalmente que se muere (normalmente de infarto) y acaba en las urgencias de algún hospital (donde la despacharán con un valium y una palmadita en la espalda, cuando no con una cita psiquiátrica).

En mi experiencia, este miedo a la muerte es sólo la capa superficial de otro miedo aún aún más profundo que se esconde debajo del primero. Y, ¿qué da más miedo que la muerte? Pues la vida. Hay miedo a la vida.

O, más exactamente, a que nos llegue la muerte sin experimentar la vida, sin haber empezado a vivir en serio, ya que (por todo lo que venimos exponiendo en los últimos artículos) la persona no ha sido capaz de cuajar su propia identidad y se “falsea”, vive una vida de imitación, de cartón piedra, un vida que es una no-vida, un sucedáneo de una existencia humana real.

Desde esta perspectiva, y en cierto sentido, el ataque de ansiedad es lo mejor que puede pasarnos. Porque nos indica que por algún sitio vamos (o “somos”) mal y que hay que planteárselo de otra manera. Normalmente la ansiedad aparece (como decíamos en el otro artículo) cuando vivimos de manera infantil o adolescente algo que ya toca encarar como un adulto. Y el “sistema” nos avisa a través del síntoma, que es como la luz roja que indica que algo falla en el motor.

Pero, ojo, no hay que enfadarse con la luz roja sino parar la marcha, arremangarse y reparar el motor. Quitar el led o taparlo con un esparadrapo (como hacen ciertas terapias de moda) es lo peor que se puede hacer. Porque el problema sigue igual y acabará aflorando por otro sitio. Y será peor.

En otras palabras el ataque de ansiedad es el grito de alarma de una parte sana de nosotros mismos que no quiere morir de una sobredosis de inmadurez (o de inautenticcidad) que son los peores venenos para el alma.

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Psicología y Psicodelia

12106696_10208218633322521_4774260665412988783_nPsicología, Psicodelia, Terapia, enteógenos, sustancias psicoactivas y crítica a la psiquiatría…

¡En qué líos me meto! Os dejo una entrevista «impromptu», es decir, a traición y a bocajarro, que me hicieron los amigos de Candil Radio.

Aunque está mal que yo lo diga, parece que ha gustado mucho.

Espero no haberme pasado demasiado…

Aquí el audio:

 

Si queréis descargarlo, se puede desde este link: http://www.ivoox.com/8918502

Funciones de una terapia psicológica (1/3)

No hay normas ni reglas fijas, y cada caso es único, pero podemos enumerar algunas de las funciones más habituales de una terapia:

 

– Descarga emocional: poder liberarte de la angustia o la ansiedad compartiendo con una persona sensible y cualificada (y válida para ello) todo aquello que te preocupa, te pesa, te carga, te onera, te angustia… incluso aquello que te avergüenza, sabiendo que no vas a ser juzgado sino, al contrario, escuchado, aceptado y querido incondicionalmente (al menos en las primeras fases). Dicho de otro modo: ofrecer un espacio de seguridad donde poder ir depositando todo lo que necesites y sacando a la luz lo que estaba oculto, a veces tan profundamente que ni tú mismo sabías que estaba ahí.

 

– Contención de la ansiedad: el terapeuta tiene que saber contener tu ansiedad y gestionar cualquier estado emocional, por negativo o explosivo que parezca. Es más, el mero hecho de poder actuar libremente delante de alguien puede resultar tremendamente terapéutico. Ser aceptado por otro es el primer paso para aceptarse uno mismo.

 

Ser aceptado por otro es el primer paso para aceptarse uno mismo.

– Función espejo: ponerte delante una imagen sana y madura de ti mismo que puedas introyectar. El terapeuta tendrá que ser muy cuidadoso e intentar mantener la neutralidad para no inocularte sus propios sesgos, reflejándote una imagen deformada e inválida, como en un espejo de feria. En realidad, todos estos puntos podrían resumirse así: el terapeuta debe escucharte y comprenderte en tu singularidad concreta para poder devolverte lo que realmente eres (sin contaminarlo con sus propias concepciones de la vida)

 

Partes de este artículo:

https://madridpsicologia.com/funciones-de-una-terapia-psicologica-13/

https://madridpsicologia.com/funciones-de-una-terapia-psicologica-23/

https://madridpsicologia.com/funciones-de-una-terapia-psicologica-33/

 

Sueños, significado, psicología…

suenos radioSueños y mundo onírico.

Os dejo mi colaboración en radio con  el programa Con Buena Onda, seis minutos muy comprimidos dedicados a los sueños y el significado de los sueños desde una perspectiva psicológica.

Muchas gracias a Con Buena Onda y bendiciones para todos!

El link aquí:

http://www.ondacero.es/programas/con-buena-onda/audios-podcast/suenos_2015081655d0339a0cf2f9e5da1239da.html

Filosofía perenne. Psicología perenne

Hace tiempo que escribí este artículo (¡más de doce años!, parece mentira) que ahora, como por una nostalgia, rescato del naufragio de mi disco duro. Tengo la tentación de corregirlo y matizarlo. Sobre todo de suavizar el tono, duro y sentencioso, como de marisabidilllo. Como de estar de vuelto de todo. Ya que si algo he aprendido es que el que se cree de vuelta de todo es porque no ha ido todavía a ningún sitio. Pero resisto la tentación, no quiero quitarle su  fuerza y frescura casi adolescentes…
 
Así que aquí, no sabría decir por qué, publico este texto antiguo, pero que transmite (o eso espero) algo de verdad.

Filosofía Perenne

La búsqueda del sentido último como método científico

 

“Apenas somos conscientes de la extraordinaria singularidad de nuestra propia postura, de modo que nos resulta muy difícil admitir el hecho evidente de que haya existido un consenso filosófico único, de amplitud universal, que ha sido sostenido por muchos (hombres y mujeres) que han compartido las mismas experiencias y han transmitido esencialmente la mismas enseñanzas, hoy o hace seis mil años, y desde Nuevo México en el Lejano Oeste hasta Japón en el Lejano Oriente.”

Alan Watts

 

Siempre ha habido un modelo ortodoxo de pensamiento difundido por alguna institución encargada de inventar y pregonar el discurso de valores dominante. Hoy, para muchos, la nueva iglesia es la ciencia, y su ética, el neoliberalismo. Con la llegada de la modernidad el universo se ha transfigurado en un continuo material de átomos ilustrados y el hombre en un azaroso subproducto de los caprichos de la evolución.

La mente humana es un molesto epifenómeno que no tiene cabida en las nuevas ecuaciones de control. Cualquier rastro de significado se ha diluido en el magma gris de un mundo neutro. Estamos en la era del cyberhombre unidimensional. Dios ha muerto y su criatura agoniza huérfana de Ser. Este ha sido uno de los legados de la modernidad. Desechando los viejos mitos, hemos exiliado nuestra humanidad a un cementerio de residuos industriales.

Pero, al margen del Pensamiento Único, a pie de página del discurso dominante, por encima de modas o intereses, sobrenada lo que, para muchos, ha sido la Verdad. Una Verdad que necesariamente ha de ser Única, inmutable e idéntica a sí misma. Una Verdad que, a pesar del actual eclipse de valores, nunca ha dejado de brillar.

Y lo que es más, esa Verdad ha sido conocida y difundida durante la mayor parte de la historia. Estoy hablando de un acuerdo filosófico universal que conforma un corpus que, arropado por los diferentes lenguajes de cada tradición, palpita, siempre igual a sí mismo, en el corazón y en la palabra de todos los hombres sabios.

Este consenso es el centro de la esfera, la médula viva de cualquier enfoque perenne de la sabiduría: un núcleo común, un mismo tronco, una misma estructura profunda que se manifiesta de diferentes formas en cada momento histórico particular, pero que hermana a la mayoría de las tradiciones de pensamiento universal: budismo, hinduismo, cristianismo gnóstico y patrístico, sufismo, platonismo, filosofía griega… Todas las líneas de conocimiento están de acuerdo en lo esencial y de ellas se desprende una misma y única enseñanza: la sophía perennis.

Esta Sabiduría alcanza su máximo en torno al siglo VI a.c. –el siglo de Buda en Oriente, Lao Tse en China, Zoroastro en Persia y los presocráticos en Occidente– y recorre toda la antigüedad. Aunque es actualizada y refrescada por santos, sabios y profetas de todas las tradiciones.

Aldous Huxley
Aldous Huxley

El término philosophia perennis es rescatado por Leibniz de los escritos del teólogo medieval Augustine Steuch y más tarde popularizado por Aldous Huxley. La philosophia perennis es la fuente original, el alma que nutre, de una u otra manera, la gran mayoría de las escuelas filosóficas de todos los tiempos.

Muchos son los mimbres que entretejen esta estructura iniciática y holográfica en la que cada hebra implica y necesita a todas las demás como en un prisma perfecto o en fractal. Sólo hay que empezar a tirar del hilo, perderse en el laberinto, atravesar el portal de la sabiduría en busca de la llama del grial.

 

1. No creas en nada: conoce, constata y verifica.

En todo saber, lo primero es el método. Y en el Saber de los saberes, el método sólo puede ser el más estricto de los métodos científicos. Puesto que buscamos conocimiento y no fe, necesitaremos pruebas, evidencias y datos en lugar de dogmas o creencias. La fe es contraria a la sabiduría, ya que no hay necesidad alguna de creer en aquello que ya se conoce. En palabras de Buda: “No creas en nada ni en nadie, sólo en aquello que puedas verificar y constatar por el análisis de la razón y la luz de tu consciencia”. Este es, sin duda, el más exigente de los métodos experimentales. La verdad sólo habita en la propia consciencia. Utilízate a ti mismo como laboratorio de pruebas, y que la sinceridad y la autenticidad sean el único criterio de verdad. Aprende a desarrollar la tecnología interior, endógena, a través del control de la propia mente. Y cuando domines tu mente, sabrás quién maneja los hilos del autómata. El Ser se revelará como condición única de la existencia y de tu existencia. Sabrás, en definitiva, quién eres tú.

 

2. Vive anclado en el presente. Aquí y ahora: esa es la única realidad.

Haz las cosas por sí mismas (el futuro y el pasado no existen), sigue el imperativo categórico y nunca busques provecho personal, ya que la consciencia, la Vida que riega todos los seres, es la misma vida que tú compartes y todo lo que le hagas al prójimo te lo estás haciendo sólo a ti mismo. El Yo Soy último, el testigo del teatro de la consciencia, el Ser que arde detrás de ti, es el mismo Ser en cada hombre. Cuando alguien dice “soy” se refiere al mismo “soy” que tú eres. Sólo cambia la perspectiva, lo esencial (lo invisible) siempre permanece. La aparente diversidad de lo real no es más que un juego de espejos, una ilusión de simetría, una figura geométrica que brilla en el fondo del caleidoscopio. La unidad es la condición de la multiplicidad. Los muchos son el uno.

 

3. Ámalo todo porque Tú eres Todo.

Todo está interrelacionado en un único gran proceso. Mi cuerpo o mi cerebro se componen –son– del mismo polvo de estrellas que constituye la roca, el árbol o el río y están en continua interrelación con el entorno. Nada está cerrado ni es independiente, sino que todos los sistemas se entrecruzan. Todo carece de esencia propia, pues el ser de las cosas lo impongo yo desde mi mente lógica y lingüística. No hay distancia entre el sujeto y el objeto. Si Yo me apago, todo se apaga. Cualquier frontera es artificial, no hay dentro ni fuera ni arriba ni abajo, principio ni final. En el Ser no hay fracturas ni hiatos, sólo pura esencia. Pensarte como un ego separado, como un ser cognitivo independiente no es más que una ilusión, un velo, una mentira.

 

4. Tu esencia es el vacío.

El espacio no está en ninguna parte (puesto que si así fuera estaría en más espacio), y el tiempo no transcurre en ningún sitio. Tú eres aquel que observa el tiempo y el espacio (el ojo que puede verlo todo menos a sí mismo) y por lo tanto ni eres tiempo ni eres espacio: eres eternidad y vacío, el receptáculo del devenir, el lugar donde los acontecimientos suceden, el vacío donde cohabitan todas las potencias. O, por decirlo con un aforismo hindú: “tú eres sólo aquello que no se puede perder en un naufragio”; es decir, lo que permanece después de haberte despojado de tus posesiones, de tu cuerpo y de tu mente. El desapego es el único camino de conocimiento: el que no quiere nada, ya lo tiene Todo.

 

5. Finalmente, sé quién eres.

Despertar la sabiduría interior implica el más exigente examen de sinceridad con uno mismo para conocerse y vivenciarse con integridad y coherencia. Sé igual a ti mismo, es decir, sé fiel a la naturaleza de las cosas porque tú no eres más que un hilo enhebrado al tejido inconsútil del Kosmos: las nubes vuelan en tu cabeza y el océano fluye, literalmente, por tus venas. Tu corazón es el anima mundi y tu rostro el rostro original del universo. Reconócete como esencia y como consciencia y atrévete a ser quién eres.

 

* * *

 

Hemos visto una aproximación muy parcial y sesgada de las infinitas formulaciones posibles de la filosofía perenne, ya que el sentido último de la existencia está más allá de la lógica de las palabras. El lenguaje no es más que una mera parte y por lo tanto nunca puede apresar al Todo, aunque sí pueda señalarlo. La Verdad es inexpresable, amorfa e inefable (que no incognoscible) y se concreta y cristaliza para cada buscador en un perpetuo baile de disfraces.

Hay que señalar que estas enseñanzas no constituyen una filosofía a la manera occidental, es decir, un mero conocimiento especulativo, sino que configuran una auténtica gnosis teórica y práctica. La sabiduría debe experimentarse y actualizarse en cada hombre y los métodos para conseguirlo son variados: meditación, yoga, enteogenia… Pero estos no son más que apoyos, muletas y herramientas, que facilitan el camino de la transformación interior, de la muerte al pequeño ego y el nacimiento del auténtico Yo profundo.

El premio final que espera al que se embarque en el camino de la sabiduría no puede ser más suculento: se trata de la felicidad verdadera y de la libertad incondicionada. Una serenidad que no depende de las fluctuaciones exteriores sino que es la condición misma de toda condición, el sustrato eterno sobre el que se despliega la exuberancia del Espíritu. Más allá del reino de los fenómenos descansa la luz de la felicidad. La vida se sustenta sobre la tramoya invisible de la eternidad en cuyo reino la sabiduría y la felicidad, el deber y el querer, se confunden en un único y comprehensivo abrazo, un juego cósmico, una danza universal a la que todos estamos invitados. Gnosce Te Ipsum.

 

Rafa Millán

 

¿Cómo funciona el ataque de pánico – ansiedad? El efecto Bola de nieve.

Tener un ataque de pánico es como prender una cerilla. Una vez que la cosa empieza ya no hay quien la pare. La propia ansiedad genera un “bucle” una bola de nieve que no hace más que crecer y crecer. Y además ese círculo vicioso de la ansiedad puede activarse de mil maneras.

Pongamos que empezamos a sentir miedo, por ejemplo. Como tenemos miedo y sabemos que eso puede ser el principio de un ataque de pánico, para intentar estar seguro de si realmente está empezando a tener lugar un ataque lo primero que hacemos, casi inconscientemente es llevar nuestra atención al cuerpo, a ver si hay alguna reacción (taquicardia, sudoración, etc.) que nos lo confirme.

Y, naturalmente, la propia atención que prestamos al cuerpo genera algún tipo de reacción en él. Lo que nos confirma el peor de nuestros temores: está empezando un ataque de pánico y eso, naturalmente, nos aterra aún más.

Así que ala, más leña al fuego, como meter un extra de energía que generará un cierto nerviosismo que activará los indicadores fisiológicos del ataque. Sentiremos el corazón latir más rápido o más fuerte, nos encontraremos ligeramente más nerviosos, etc.

Constatar este hecho nos llevará a la terrible conclusión de que efectivamente está empezando un ataque de pánico lo que a un nivel psicológico generará terror. Y el miedo, a su vez, activará los factores físicos: más taquicardia, más nervios, más sudores. Que a la vez confirmarán el ataque, lo que nos asustará aún más, etc. Es como entrar en un circuito retroalimentado cada vez más rápido que va creciendo en cada vuelta como una bola de nieve. El “ciclotrón” de la ansiedad generalizada.

Otra forma de decirlo. Si alguna vez has tenido un ataque es normal que tiembles (literalmente) ante la idea de tener otro. Y que además estés a la expectativa como un león (o un tigre de Bengala) agazapado en la espesura, a la espera de “cazar” el más mínimo indicio de que algo anda mal y de que viene otro ataque. Y es, precisamente, esa espera tensa, esa expectación la que, antes o después generará extraños síntomas que dispararán el ataque. La pescadilla (“ciclotrónica”) que se muerde la cola.

Además esa expectativa no tiene por qué ser consciente, es posible que, de momento, no te des cuenta de ella. Por eso una vez que se han tenido uno o dos ataques es más probable que vengan los siguientes. Muy pronto explicaré mi experiencia sobre cómo enfrentarse o “parar” un ataque de pánico.

Introducción a Materiales Psicológicos (1/2)

Una terapia es un intento de volver a conectar con la propia esencia, con la propia verdad, es decir, un intento maduro de volver a nuestro centro. Podríamos decir que la terapia es un viaje de vuelta a nosotros mismos.

 

Por supuesto, en la infancia o la adolescencia ya fuimos nosotros mismos, estábamos más conectados con la esencia de nuestro ser, pero lo estábamos en un giro más bajo de la espiral, por lo que la regresión o la vuelta atrás ya no valen. Al contrario, ésa sería una solución netamente patológica.

 

Así que sólo nos queda una salida y está situada al frente, en una octava más alta de la escala. Lo único que podemos hacer sin enredarnos aún más es caminar hacia adelante, hacia el futuro, hacia lo nuevo. Pero -y ésta es la clave- hay que caminar desde la propia autenticidad, desde el propio centro, si no, antes o después llegaremos a un callejón sin salida y tendremos que deshacer lo andado, si es que aún nos dan las fuerzas…

Se trata de intentar resonar con la verdad profunda, entrar en sintonía con nuestra propia autenticidad.

Aunque al principio cueste un poco, lo cierto es que no se puede vivir de otra manera. Y mucho me temo que en estas cuestiones es imposible hacer trampas. Al final siempre hay que elegir: se vive desde el corazón o se vive desde un montaje, se vive en la verdad o se vive en la mentira. Y el que vive en la mentira siempre acaba pagando el precio. La mentira (o la falta de autenticidad) puede ser más cómoda en un principio, pero que nadie se llame a engaño: instalarse conscientemente en la falsedad, antes o después, pasará factura. Si no ponemos unos cimientos sólidos, al final no soportaremos “el peso” de la vida y todo el edificio acabará derrumbándose desde su base.

 

Sigue en: https://madridpsicologia.com/introduccion-a-materiales-psicologicos-22/

¿Quién necesita un psicólogo?

Una psicoterapia puede ayudar a todo el mundo, pero te la recomendaría especialmente si…

 

…si no te encuentras bien y no aciertas a saber por qué, si estás triste sin motivo o desvitalizado y falto de energía, si no te ilusiona vivir o si te sorprendes haciendo, pensando o sintiendo cosas que no entiendes y de las que te gustaría deshacerte. Es decir, si sufres sin un motivo concreto.

 

si te sientes perdido o confuso respecto a cualquier aspecto de tu vida y no acabas de encontrarte a ti mismo, tu lugar en el mundo, tu camino o tu vocación.

 

si te sientes bloqueado emocionalmente o, por el contrario, desbordado por unos sentimientos que no comprendes o no controlas.

 

si crees que tu vida no avanza o te vives vacío de sentido o si sientes que vives por vivir, sin disfrute ni autenticidad.

 

si estás pasando un duelo y quieres alguien que te ayude a comprenderlo, que te acompañe en los momentos difíciles y que te dé las herramientas necesarias para empezar a superarlo.

 

si crees que no rindes lo suficiente en algún área de tu vida: emocional, laboral, lúdica, sexual, de pareja;

 

si necesitas encontrar alguien con quien hablar, y que te ayude a salir de un bache o a proyectar y planificar una vida más plena, descargarte emocionalmente, sentirte escuchado y comprendido;

 

si quieres practicar habilidades sociales y aprender a relacionarte mejor con los demás;

 

…o si, sencillamente, deseas hacerte una “revisión y puesta a punto”: conocerte mejor, sentirte más lleno, profundizar en tu identidad y aclarar quién eres, es decir, si estás buscando una verdad personal más honda o más auténtica.

Cómo meditar. Práctica de la conexión con el corazón (1/3)

meditaciónEmpieza el ejercicio.

 

Sitúate con ropa cómoda en un espacio acogedor y tranquilo. A cada uno habrá algunas cosas que nos ayuden a “sintonizar” mejor. A mí me sirve el incienso o las esencias, música baja (especialmente música de tradiciones espirituales), una luz suave, mejor si es natural, como la de una vela.

 

Si te sientes afín a alguna tradición espiritual, puedes leer un texto que te inspire o contemplar una imagen (un pantocrátor, un santo, un cristo, un mandala, caligrafía sagrada, etc.). Muchas tradiciones coinciden en que los mejores momentos para realizar este tipo de prácticas son justo antes del amanecer o justo después del atardecer. Muchos hemos comprobado que un rato de meditación o de oración antes de que salga el sol parece “cargar” la batería para todo el día, incluso si se ha dormido poco.

 

Ahora ponte cómodo, siente tu cuerpo y empieza a prestar atención a tu respiración. Yo suelo respirar hondo varias veces antes de empezar, luego prefiero las respiraciones profundas pero naturales, sin forzarlas demasiado.

Se trata de arrojar la luz de la atención a procesos que ocurrían mecánicamente, en la oscuridad del inconsciente.

En caso de duda o en el de que prefiras hacerlo de otra manera, escucha y da preferencia a tu criterio, a tus sensaciones y a tu espontaneidad, se trata de que el ejercicio no acabe siendo otra rutina mecánica, sino una vía para conectar con tu conciencia y con tu propia creatividad, y arrojar algo de luz (de la luz de la atención y de la conciencia) sobre procesos y mecanismos emocionales que ocurrían en la oscuridad, mecánicamente, en el inconsciente. Pero eso irá llegando con el tiempo y con la práctica.

En principio no es posible dejar la mente en blanco, lo que sí puedes hacer es tratar de no engancharte a tus pensamientos. Para ello vamos a centrar tu atención en la respiración. Siente todas y cada una de tus respiraciones, intenta que no se te escape ninguna, pero si te distraes no pasa nada, también puedes observar tranquilamente tu distracción mientras vuelves a dirigir tu atención, con suavidad, a la siguiente respiración.

 

Los pensamientos empezarán a llegar inevitablemente. Pensamientos de todo tipo, incluso algunos que pongan en duda lo que estás haciendo (son muy habituales). Déjalos pasar sin aferrarte a ellos. Los pensamientos son como las nubes, si hay muchos ocultarán el cielo, o si son demasiado “densos” podrán encapotar el fondo azul de tu propia conciencia. Y de eso se trata, de quedarnos justo con la conciencia, con nuestra sensación de ser.

Simplemente observa lo que venga, déjalo estar y lleva con suavidad tu conciencia a la respiración.

Lo ideal es que no te apegues a nada, a ningún pensamiento, a ninguna sensación, a ninguna imagen, a ningún recuerdo, a ningún deseo. Simplemente observa lo que venga, déjalo estar sin pelearte con ello y vuelve a llevar con suavidad tu conciencia a la respiración. Cada vez será más fácil. Siente el aire, entrando y saliendo, nada más que eso. Inspirar y espirar… dentro y fuera… No hay nada más.

 

Estamos intentando pasar a través de las turbulencias y las distracciones de la vida cotidiana para mirar más adentro, por eso hay que calmar las aguas superficiales (los pensamientos y los sentimientos superfluos) para que se pueda ver el fondo. Intenta sentir la serenidad de fondo que envuelve a todas las cosas. Todo viene del silencio y vuelve al silencio, todo viene de la Conciencia y vuelve a la Conciencia.

Todo viene del silencio y vuelve al silencio, todo viene de la Conciencia y vuelve a la Conciencia.

Si algo nos perturba (un sonido que no podemos evitar, un pensamiento machacón) no intentes oponerte a ello, al contrario, mételo dentro del ejercicio. Con cada nuevo elemento, como si removieras las arenas del fondo, las cosas tardarán un tiempo en reacomodarse y volver a su lugar, pero lo harán antes o depués. Intenta mantenerte calmado. En el centro de esa serenidad está el tesoro. Con suerte llegaremos a él y acabaremos aprendiendo que no merece la pena seguir huyendo.

 

Partes de este artículo:

https://madridpsicologia.com/como-meditar-practica-de-la-conexion-con-el-corazon-13/

https://madridpsicologia.com/como-meditar-practica-de-la-conexion-con-el-corazon-23/

https://madridpsicologia.com/como-meditar-practica-de-la-conexion-con-el-corazon-33/

 

 Artículo relacionado:

https://madridpsicologia.com/meditacion-conectando-con-el-corazon-13/

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https://madridpsicologia.com/meditacion-conectando-con-el-corazon-33/

¿Cómo se hace una terapia-online? ¿precio de un psicológo on-line? ¿horarios? ¿qué necesito?

¿Cómo se hace la terapia on-line? ¿cuánto vale, cómo se paga, qué necesito?

Exactamente igual que una presencial. Quedamos un día a una hora y nos sentamos delante del ordenador. Conectamos por Skype, zoom o whatsapp (o cualquier otra plataforma) de videoconferencia gratuito, y empieza la sesión que durará en torno a una hora. Al finalizar, volvemos a quedar para la siguiente cita. Y, ¡eso es todo!

¿Cuánto vale y cómo se paga la psicología online?

El precio de una terapia on-line es el mismo, 60 euros, si te parece bien. Y puedes pagarlo de dos maneras, a través de una cuenta Paypal (sólo necesitas un e-mail para hacértela y es un proceso muy sencillo) o ingresándome el dinero directamente en el banco poniendo en el concepto tu nombre y la fecha de la sesión.

Si pagas por Paypal, puedes hacerlo justo antes de empezar la sesión pulsando en el botón que hay a la derecha de la web o al final de esta página.

¿Qué necesito para hacer una terapia on-line?

Lo más seguro es que ya tengas todo lo que necesitas o que sea muy fácil conseguirlo. Lo primero, claro, un ordenador con una webcam y con micrófono (también vale un Smartphone al que puedas instalar el Skype o un programa compatible).

También Whastapp Vídeo o zoom.

Luego el programa Skype (o con Whatsapp) con una cuenta Skype (se hace con tu e-mail y es muy sencillo).

Si quieres facilitarte el pago puedes abrirte una cuenta Paypal, se tardan dos minutos y sólo necesitas tu e-mail, para pagar con tarjeta de crédito. Y también te ayudará en otras muchas gestiones por Internet de manera segura. Pero en Paypal se puede pagar DIRECTAMENTE Y SIN CUENTA con la mayoría de las tarjetas. También se puede pagar por BIZUM.

Si no, puedes ingresarme el dinero directamente en mi cuenta del banco con tu nombre y la fecha de la sesión como “concepto” de ingreso.

También necesitas en torno a una hora libre por semana para que podamos vernos.

Y muchas ganas de enfrentarte a tus problemas para sentirte bien!

Ante cualquier duda, no dudes en llamarme o escribirme. Estoy a tu servicio.

Pagar sesión on-line

Bienvenido a esta web. Pulsa el botón «Comprar ahora» para pagar una sesión. Serás redirigido a la página de pago seguro de Paypal. Allí puedes hacerte una cuenta y pagar de diversas maneras, incluido tarjeta de crédito. Muchas gracias y espero poder serte útil. También puedes ingresar el dinero directamente en mi cuenta que te facilitaría por e-mail o durante la sesión.

También puedes abonar con BIZUM a mi teléfono 686 429 729.

El EMAIL del paypal es platonizante@gmail.com

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* Pagar una sesión On-line (60 €) Email: platonizante@gmail.com

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* Pagar media sesión (30 €) Email: platonizante@gmail.com

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Entrevista a Luis Cencillo

Luis CencilloEl querido Luis Cencillo ha sido uno de los autores que más ha amueblado  mi inteligencia y, sin duda, mi mayor influencia como psicólogo. Dos años largos después de su muerte vuelvo a leerle y a aprender de él. Es una fuente inagotable y siempre fértil.

Recordé que hace años, ya muchos, casi al conocerle le hice una entrevista. Aquí la rescato. Tal cuál fue publicada hace ya más de una década. “Cuando aún éramos los de entonces”. Hoy las preguntas serían otras y ahora veo que hay cosas en las que mi pensamiento diverge del suyo. Pero aún así, Luis es y sigue siendo Profesor, Maestro, Sabio y Sanador.

Gracias Luis, una y mil veces, porque sin ti no sería hoy la persona que soy. Espero que estés disfrutando de luz radiante del espíritu y de la presencia divina. Pocos lo merecen como tú. Y que allá, donde estés, sigas haciendo terapia y saboreando la filosofía. Seguro que sí.

 

Entrevista a Luis Cencillo.

 

Luis CencilloLuis Cencillo es filósofo, psicólogo, antropólogo, filólogo y un largo etcétera. Y en todos esos campos ha destacado, innovado y publicado decenas de tratados. Imparte clases y terapia en su propia fundación Cencillo de Pineda. Para algunos estudiosos, Cencillo es, simplemente, uno de los mayores pensadores de los últimos tiempos.

 

El hecho de que se le ignore sistemáticamente en medios académicos españoles (especialmente en las facultades de psicología) tal vez sea la mejor prueba de su profundidad y universalidad.

Con él, tenemos la oportunidad de diagnosticar los males de nuestra sociedad.

 

Se habla mucho de malestar social. Al mismo tiempo, los índices de enfermedades mentales se han disparado, pero quizá haya que preguntarse si no es nuestra civilización, en conjunto, la que está enferma…

Sí, así es. Está enferma porque nadie tiene identidad, ni los grupos ni las personas. Todo se ha vuelto montaje o creencia: sólo queremos “creernos algo” o “encarnar un ideal”. Lo tenemos todo, pero no sabemos lo que queremos. Somos como niños que no juegan a nada porque tienen demasiados juguetes.

Pero, en su opinión, ¿podemos hablar de enfermedad de civilización o de una especie de plaga de individuos enfermos?

Lo enfermo es la civilización, pero luego cada uno participa de la enfermedad o es víctima de ella. Es una enfermedad creada y, además, contagiosa: lo que hace uno lo repiten muchos por imitación, gracias a los mass media que generan un embarramiento ambiental cada vez mayor. Los media producen enfermedad porque hay mucha información pero está vacía y desajustada.

Entonces, ¿los medios de comunicación expanden nuestro malestar?

La facilidad actual para moverse y comunicarse podría ser algo sumamente útil y positivo, pero sólo si tenemos algo que comunicarnos o algún sitio a donde ir. Ahora se habla de la sociedad de la comunicación pero estamos cada vez más incomunicados. Sólo se comunican tonterías debido a que el desarrollo humano y el de los canales de comunicación no han ido parejos.

El problema se manifiesta en que ya no preocupan en absoluto las cuestiones profundas o sustanciales. Lo que genera una gran preocupación es estar desocupado, enganchado todo el día a banalidades. En eso consiste la enfermedad.

Lo curioso es que esta situación tiene por origen algo sumamente positivo, como es la libertad. El hombre aprende a controlar su vida a partir de la Ilustración ( con la llegada de la libertad de opinión, sindicación laboral, fomento de la lectura, etc.) y esa misma libertad es la que le confunde.

Lo que no significa que haya vuelta atrás ni que haya que buscar soluciones fuera de la libertad…como ser conducidos por nadie.

El problema es que las instituciones que hemos conocido antes de la ilustración eran represivas. Y así, el remedio es peor que la enfermedad. Lo verdaderamente importante es desarrollar la capacidad de conducirse a uno mismo. Yo creo tener esa capacidad y estoy encantado con el estado de cosas, me siento libre e informado. Pero la gente que tiene una estructura afectivo-mental gregaria se desorienta con tanta libertad. No saben a donde ir o qué comunicar.

Lo “natural” es el perverso polimorfo de Freud que está sin programar. Vive como un manojo de deseos incolmables. Esto ocurre porque no hay educación, esa es la enfermedad de fondo. Que no hay programación ninguna ni en un sentido ni en otro.

¿Esa “falta de educación” es la que hace difícil que los jóvenes crezcamos en nuestra sociedad?

Claro. Pero no sólo eso, además hay horror a sentirse maduro o antiguo, Horror a tener alguna convicción excesivamente personal… porque entonces parece que te separas de la moda, de la masa gregaria o de lo que “se lleva”. Entonces eres raro o antiguo, que es lo más negativo que hay.

¿La complicidad de los gobernantes sería el otro lado de esta extraña enfermedad que padecemos?

Encima eso. Los partidos políticos imponiendo su pequeña dictadura. La democracia (al menos, la americana y la europea) no es más que un mosaico de pequeñas oligarquías. Rosseau y Montesquieu pensaban que todos debían tener representación, pero eso ya no es posible en una sociedad tan inmensa.

Además, ahora se votan listas cerradas (lo que limita tanto que yo ya no voto). Y luego hacen con tu voto lo que les da la gana, según los compromisos del momento. El voto se convierte en un valor de cambio que no tiene ninguna eficacia para el votante. Es como un cheque en blanco, un instrumento de juego sometido a los vaivenes del mercado de intereses en que se ha convertido la política actual. Y eso, por supuesto, lleva al caos.

Todo esto forma parte del diagnóstico de lo que nos sucede, ¿pero hay soluciones?

La curación es la terapia.

¿Una terapia colectiva?

La situación actual de las sociedades exige una respuesta universal, macrooccidental, casi cósmica. Necesitamos una serie de genios que se ganen el crédito de las masas y empiecen, como en el Renacimiento, a establecer nuevas referencias.

¿Es eso el gobierno de los sabios?

No, no puede ser un movimiento organizado sino algo generado como en la “teoría del caos”, porque esos genios no se pueden producir pedagógicamente.

Tienen que surgir como en el Renacimiento: en todas partes y sin ponerse de acuerdo pero coincidiendo en una misma visión del mundo. Lo malo es que en el Renacimiento había mucha más libertad que ahora. En eso hemos perdido: hoy los pensadores y los artistas están canalizados mediatizadamente por los galeristas y los editores y si no sigues sus intereses, pues ya te has caído. Es como si hubiera muchos francos o hitlers por ahí, en cada área del saber o del crear, controlándolo todo. Y eso genera el riesgo de ahogar esos genios que en siglo XV brotaron como producto del pueblo de aquel momento. Ahora, sin embargo, tienen que estar promovidos por un operación triunfo, donde la selección natural de Darwin opera invertida, ya que se elige siempre al más débil o al menos peligroso, es decir, al que resulta comprensible para el director o para el “Mecenas”. Se promueve a quién se comprende desde arriba y no hace sombra.

Además, resulta que los que dirigen suelen ser gente intelectualmente muy vulgar. Si no, no habrían aplicado los medios, más bien espurios, para llegar al “triunfo”.

¿Los intelectuales o maestros han dejado de tener una voz propia en nuestras sociedades?

Depende del lugar. En el caso de Alemania yo creo que el poco o mucho de influencia judía que había (los judíos son más creativos que los alemanes), eran un condimento. Y al perderse ese condimento se ha quedado lo germánico puro que es muy “plump” (como se dice en Alemania) o como un pisapapeles, que diría Nietzsche.

En España es diferente. Aquí ocurre, sencillamente, que no se ha estudiado. Primero, con el antifranquismo, se tenía un “soborno de la conciencia”, que diría Freud, para hacer huelgas y no estudiar. Sólo se leía marxismo. Nadie estudiaba a los clásicos. Saber griego, latín y sánscrito era un auténtico demérito. Conocer letras clásicas era como ser antiguo y reaccionario. Lo que había era mucha matemática y neurologismo. En España, por ejemplo, ni si quiera se estudiaba a Freud (que era lo último en Europa) porque el que representaba a la izquierda era García Hoz que era conductual. En esas condiciones…

Para entendernos ¿Qué es ser sabio o intelectual?

Hoy en día mucha gente cree que los intelectuales son los actores de cine [risas].

Yo diría que los intelectuales son las personas que tienen ideas claras y un sistema organizado de su mundo (hegeliano, kantiano, tomista…), además de la perspicacia suficiente para relacionar causal y lógicamente unas cosas con otras.

El sabio sería lo mismo pero “sápidamente”, saboreando con cierto regusto casi estético el ser mismo de las cosas.

¿Cree que los nuevos descubrimientos de la ciencia y la técnica nos pueden acercar a un nuevo humanismo?

En los nuevos descubrimientos priman la tecnología y las explicaciones espaciales. Humanismo hay poco. Quizá pueda surgir algo a partir de la ruptura del paradigma físico legalista, lineal y abstracto, a través de la visión fractal de Mandelbrot, los atractores de Lorenz, la nueva física, y por ahí. Lo cierto es que al romperse el viejo paradigma se genera un espacio más flexible en el que caben otros contenidos. Hoy día, hasta los filósofos son demasiado cientifistas. Es una cierta derecha la que se ha apropiado de la línea más humanista ( Sartre y Heiddeger, etc.) mientras cierta izquierda sigue todavía en un cientifismo estéril. Falta la fecundidad de un centro que sepa superar, como vértice, estas dos visiones parciales.

Para mejorar la sociedad ¿Podemos hacer algo?

Sólo podemos dejarlo al azar, esperar que aparezcan sujetos que hayan conservado su integridad y su amplitud mental en medio de este corsé matemático de leyes lógicas y principios conductuales. Genios que empiecen a inaugurar en grupo una nueva visión del hombre y de la vida. En política, por ejemplo, llevamos más de un siglo sin avanzar. Seguimos con el Manifiesto Comunista y no hemos hecho nada más que degenerar.

El marxismo se volvió dictadura y el liberalismo, neoliberalismo mercantil. El anarquismo se transformó en postmodernidad caótica, pero en un caos no creativo y poco interesante. Porque, claro, el anarquismo clásico de Bakunin está muy bien por la supresión de las estructuras intermedias buscando que lo vital tome la delantera. A mi me parece el mejor ideal. Pero es inaplicable porque los más pillos machacan siempre a los más creativos.

¿Qué crees que puede ocurrir sin ese grupo de sabios o esa mutación social? ¿Hacia donde se dirige nuestra sociedad?

Podríamos buscar antecedentes en los siglos VI, VII, VIII y IX en los que no pasó nada. Pero no deberíamos hablar sólo de occidente hay que contar con las poblaciones de áfrica, china y los países árabes, que no paran de crecer, mientras los occidentales van reduciendo su número. Occidente será sustituido. Habrá pensadores africanos o sudamericanos que no son de tradición lógica griega y que tendrán cierto condimento mágico y arcaico, aunque con la tecnología occidental. Serán un par de siglos de superstición. Esté será el primer rinoceronte. Luego todo va a ser rinocerontes, al menos hasta la aparición de un nuevo grupo de genios completamente diferentes a los que estamos acostumbrados. Volveremos a algo como los presocráticos o los sacerdotes egipcios.